Claustro Poético

Boletín virtual de poesía, edición trimestral. Nº 69. Verano-2022

Asociación Cultural Claustro Poético

 

  Director: Juan Carlos García-Ojeda Lombardo

  Coordinador: Juan Antonio López Cordero

D.L. J-309-2005

ISSN 1699-6151

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Poemas

Petricor

Vernácula

Fuente de gratitud multiplicada

Remanso fugaz de luz

Veranos crepusculares

Aroma Primun (video-poema)

Desde el corazón de la poesía

El espejo de la poesía

El espíritu de la contemplación

Soneto XXIV

Soneto XXV

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El espejo de la poesía*


  

(El silencio nos supera en virtud de la poética)

 

 

Me matan las palabras que no saben conjugar,

el legarse con el perdonarse, el darse amor

para cederse en el amar, y así poder encender,

el fuego de la vida sobre el azul de los días,

que es lo que en verdad nos pone en camino.

 

No me gustan los lenguajes que fragmentan,

las expresiones que confunden e infunden

enunciados que impiden caminar y ser poesía,

manifiestos que nos trituran con desprecios,

proclamas que no son más que habladurías.

 

Hay que volver a las raíces de la ternura,

a enraizarse con la serenidad de lo auténtico,

a arraigarse con la vertiente clara de la voz,

a prevalecer en paz consigo y los análogos,

para poder agarrarnos a los latidos del alma.

 

Los corazones no pueden habituarse al mal,

no nos hace bien que nos anestesien el pulso,

que nos dilapiden los níveos sentimientos,

como perder la conciencia de ser uno mismo,

o tener la esperanza disipada y no hallarse.

 

Vuelva a nosotros otra liturgia más gozosa,

hágase culto a otro andar más de servicio,

dejémonos sorprender por el reencuentro,

sea nuestro propósito crecer en el furor lírico,

y nuestra enmienda huir de esta vil supremacía.

 

Me indigna que se apoderen de mis sueños,

que no podamos repoblarnos de anhelos,

que se levanten muros contra la voluntad,

pues la doctrina de la desgana nos gana

el desánimo, y nos aminora el talento del ser.

 

Solo el verso, con la humildad de su palpitación,

podrá injertarnos nervio y hacernos verbo,

forjarnos otro lenguaje más vivo y auténtico,

para poder fraguar la mística de lo armónico,

entre el celeste cielo y el galáctico planeta.

 

El sentido estético y soñador nos pertenece,

los vicios autodestructivos nos dilapidan,

porque el mundo no se vive desde el poseer,

sino desde el compartir, reconociendo

los lazos que nos unen y los instantes donados.

 

                          *Víctor Corcoba Herrero,2 de febrero de 2020.

 

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