Claustro Poético

Boletín virtual de poesía, edición trimestral. Nº 57. Verano-2019

Asociación Cultural Claustro Poético

 

  Director: Juan Carlos García-Ojeda Lombardo

  Coordinador: Juan Antonio López Cordero

D.L. J-309-2005

ISSN 1699-6151

CONSEJO DE REDACCIÓN

Poemas

Deletreando diálogos entre un pez y una libélula

Dormitaba

Tagore

Soneto X (Ballesteros de la tarde)

Soneto XI (Ballesteros de la tarde)

Soneto XII (Ballesteros de la tarde)

Sin sabores

Besándome los ojos

Añoranza. Homenaje a Antonio Machado

Mujer mariposa

Quince de mayo

In memoriam

Universo desterrado

Aquel que persevera en el verso, poesía es para siempre

El encuentro con el amor de Jesús

Entremos en este encuentro penitencial

La fuerza de Dios

Porque Dios es comunión de amor, nosotros somos vida

Puede alguien olvidarse de quien lo ama

Siempre en la poesía, como buen propósito para el camino


Colaboraciones

Scipionis Rogus

El hoy es malo, pero el mañana es mío; de Salvador Compán


Noticias

Certámenes de poesía julio-septiembre-2019


Colaboran en este número


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Universo desterrado*


 

 “Las hojas

no quieren

ser testigo

y caen”

 

(Begoña Montes)

 

Jabalcuz,

templo ajeno al tiempo,

pléyade de siglos

hendido en el eslabón de la tristeza.

Ciego de miserias y olvidos.

Consuelo de nubes derrochadas.

Torturada constelación.

Territorio cautivo de sueños quejumbrosos.

 

Eres lágrima gigante,

oropel herido,

alegato escrito en el agua,

gruta que atesoras alhajas de floresta,

luz desnuda que persiste en la rutina.

Sosiego deslizando el silencio,

aullido de la tierra,

certeza mancillada.

Volcán ahogado de atroz emoción,

rabia sin consuelo,

indolencia  postergada.

Cada molécula en tu espacio,

calla llorosa

para no ser testigo de tu dolor.

 

Algunas veces,

la niebla densa, insidiosa,

se te recuesta, te hurga,

te adentra,

te hace el amor a horcajadas,

acrecienta tus pulsos,

busca un pretexto para tomarte.

 

En tus Termas quebrantadas,

hay uñas arando escombros en los amaneceres.

Esquinas en duelo

dialogan signos que la lluvia derriba,

y un concierto de hadas inunda el espacio

de aullidos vehementes,

al pie de la escalera.

 

En tus sombras exactas

la nocturna luciérnaga bruñida

acaricia las sienes de tu pétrea silueta.

Eres Jabalcuz,

silencio infiel cuando arrulla el cuco,

refugio en las entrañas del verde,

paraíso henchido, desgarro,

turbación de la piedra encrespada.

Y aun nos concedes, moribundo,

tu parapeto de verduras,

entre telurios opacos.

 

No sabría decirte en que justo momento

me enamoraste para siempre, Jabalcuz.

Primero tu vergel de nirvana,

espejismo sublime en mi niñez,

de princesas y unicornios.

Edén ante la luna arrodillada,

ladera imponente de simbiosis ilustre.

Después, esa aflicción desertada,

parte de una identidad sinuosa.

Recuerdo trenzado a aquella infancia.

Centinela Jaenero.

Universo desterrado.

Amor prohibido.

Amante fiel.

Sueño sempiterno.

 

 

*Rocío Biedma.

 

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