Claustro Poético

Boletín virtual de poesía, edición trimestral. Nº 50. Otoño-2017

Asociación Cultural Claustro Poético

 

  Director: Juan Carlos García-Ojeda Lombardo

  Coordinador: Juan Antonio López Cordero

D.L. J-309-2005

ISSN 1699-6151

CONSEJO DE REDACCIÓN

Poemas

Retorno a la piedra

Banderías de hoy

Aromas del camino

Imagen luminista

Siempre navego

Réquiem

A mis abuelas María Loreto y Ramona

Cantad y bailad

Bajo las sábanas del cielo

La preciosa mirada de un preciso momento

La realidad que me circunda

Llámame alma para ser vida

Mi alma te ansía, Señor

No me digas cuánto, sino cómo

Reniego de toda pobreza intelectual

Caracol que sueño sobre una cosa que mata

Deja que hable Ezra Pound

The Swand


Colaboraciones

Viejo

Las buenas personas no son envidiosas

La Suite Francesa


Noticias

Certámenes de poesía octubre-diciembre-2017


Colaboran en este número


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Imagen luminística (A Javier Gándara)*


 

Estuvimos en la pausa de los mares,

en aquellos encuentros que hubiera

pintado un intrépido Soroya luminista,

asidos al ruido murmúreo de un pez

de abigarrados colores de plata,

que sesgaba la cresta de las olas

camino del horizonte de la eternidad.

 

Estuvimos allí, rodeados de paciencia

y de olor a yodo sutilmente perfumado,

perdida la vista en un fondo marino

por donde parecía reptar la ninfa

bailarina de Artemisa con un séquito

de verdes tritones, mesando sin celo

un interminable vestido de posidonia.

 

Estuvimos tranquilos en la soledad,

hablando con cierta mesura  de la vida,

mientras tu gesto pausado y harmónico

sujetaba el timón de las desazones,

como si las exigencias no fueran contigo,

bastando una pizca de gesto bondadoso

para asimilar que era allí, en tu barca,

donde mejor asimilar la esencia de la bahía.

 

Javier, estuvimos allí, para justificar

una discreta pesca vespertina,

preñando los pulmones de libertad

y henchidos de los radiantes azules,

¡si!, el azul cobalto y el azul celeste.

 

El azul celeste, Javier, donde hoy,

pareces aposentar, un suspiro

muy prudente, quedo, cadencioso,

tanto, que creo intuir que la nube

más diminuta del cielo, lo recoge,

lo acaricia y lo deposita con cuidado,

en forma de lágrima cristalina de lluvia

en un plúmbeo y calmado mar eternal. 

 

                   *Juan Carlos García-Ojeda Lombardo.

 

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