Claustro Poético

Boletín virtual de poesía, edición trimestral. Nº 30. Otoño-2012

Asociación Cultural Claustro Poético

 

  Director: Juan Carlos García-Ojeda Lombardo

  Coordinadores: Fernando R. Ortega Vallejo y Juan Antonio López Cordero

D.L. J-309-2005

ISSN 1699-6151

CONSEJO DE REDACCIÓN

Poemas

La pompa y la cuna

Palabras absurdas

Preguntas sin respuestas

El mejor conductor de vida

El problema del mundo es la escucha

Entre los muros de la vida

Esclavos en Europa

Lo mejor que uno puede dar

Pájaros de la política

Reflexión sobre secuestrados, desaparecidos, desplazados...

El brillo incandescente (2)

Lluvia de diciembre

Noche deshenebrada

Vas abriendo espacio

Ofrenda

Sola

Vigilia

 


Colaboraciones

Magia


Noticias

I Certamen Internacional Toledano Casco Histórico

II Premio Francisco Pino de Poesía Experimental


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El brillo incandescente (2)*


Soneto XVI

 

       La espuma que rizaba tu cabeza

Manchaba los cabellos blanquecinos,

Hermosos como mares coralinos

Que dejan en la costa su pereza.

       Tu rostro fue bandera de nobleza,

Los ojos vivarachos, peregrinos,

Atentos a los brillos cristalinos

Del aire que enseñaba su pureza.

       Halló en tu pecho un rico posadero

La luz de tu cariño y tu ternura,

Nacida de tu voz, raro lucero.

       Jamás bebió tu voz de la amargura

Ni el brillo ardió en tus ojos sin esmero,

Mas tu cabello heló la nieve pura.

 

Soneto XVII

 

       De nuevo alejará las sombras muertas

La alcoba de la noche mortecina,

Las sábanas oscuras, la cortina

Que ve las horas tristes y desiertas.

       Las luces de otro sol verán abiertas

Los pórticos que aún cubre la neblina,

Y lenta, temerosa, peregrina,

La aurora cruzará sus anchas puertas.

       Un cielo despejado traerá el día

Por donde vuela libre el aire sano,

Extraño mensajero de alegría.

      Vendrá la luz del reino más lejano,

Más no te encontrará en la brisa fría

Ni el sol verá el bostezo más temprano.

 

Soneto XVIII

 

       No escondas la mirada luminosa

Que alcanza, vivaracha, la alegría,

Que el brillo que se enciende cada día

Envidia tu alborada generosa.

      Enséñanos tus ojos y, graciosa,

Irrádianos de luz donde, sombría,

Renace con tristeza, helada y fría,

La aurora que despierta perezosa.

       Y muéstrate feliz, que tu sonrisa

Compite con la luz de las estrellas

Que guarda el cielo al alba siempre aprisa.

       No escondas tus miradas si son bellas,

Enséñanos tu luz clara, imprecisa,

Y olvida, si las tienes, las querellas.

                             *José Ramón Muñiz Álvarez

  

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