Claustro Poético

Boletín virtual de poesía, edición trimestral. Nº 41. Verano-2015

Asociación Cultural Claustro Poético

 

  Director: Juan Carlos García-Ojeda Lombardo

  Coordinadores: Fernando R. Ortega Vallejo y Juan Antonio López Cordero

D.L. J-309-2005

ISSN 1699-6151

CONSEJO DE REDACCIÓN

Poemas

Écfrasis de la "Araña Sonriente" de Odilon Redon

Écfrasis de "Lluvia, vapor y velocidad. El gran ferrocarril del Oeste" de Willian Turner

Écfrasis del cuadro "Dolor" (Sorrow) de Vicent Van Gogh

Selene

Viajero

Elegía a Antonio Puerta

Martos

La Aurora alzó los ojos

Los Ruiseñores

Soneto XXIX

Cariño, vente para España, el paraíso te espera

Se abren mis carnes con la pena

Creo en la transformación del Ser

Cuando vuelva sin mí

El autor de mi verbo

El verdadero amor todo lo ablanda

La medicina del tiempo es un itinerario de amor

Para ti el olvido, para mí el amor

Quiero un amor para siempre

Labios

Sonata para violín sólo

 


Colaboraciones

Muntilum

 


Noticias

Premios de poesía julio-septiembre 2015

 


Colaboran en este número

 


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Muntilum*


 

   Muntilum, lugar de las montañas, tierra de rebeldes, de hombres libres. Más de mil años de olvido, que sólo las crónicas medievales dejaron en el recuerdo. Allí vivieron muladíes y cristianos, aliados a Ben Hafsun frente al emirato cordobés, protegidos por sus montañas y los riscos de sus fortalezas. Abajo, la explanada de Multilum, donde el río Víboras ensancha su vega y se levanta el peñón de Zuzaña. Allí acamparon los malvados que arrasaron su libertad. Tras escalar las fortalezas cercanas lo sitiaron por todos lados, incendiaron su arrabal y los hombres de Muntilum tuvieron que pedir el ‘amán’.  El ejército del emir los hizo bajar a la llanura, arrasó el lugar y quedó en el olvido. Sin embargo, aún sigue allí, donde hoy crecen las encinas y el olivar de montaña, rodeado de altos riscos y sembrado de piedras y cerámicas.

 

¿Qué ciudad sería

aquella ciudad?

No la he visto nunca.

No la veré más.

 

Pero en ella había

un olor a azahar

Y un olor a tierra

mojada, al pasar.

 

Su silencio olía,

y su sombra más.

Su olor me venía

de la eternidad."

    Ciudad Perdida. Roque Esteban Scarpa.

 

   Las encinas volvieron a Muntilum, como si nunca se hubiesen ido, y miran amenazantes a los escuálidos olivos que esforzados labradores mantienen aún vivos. Aquí, en estos montes, siguen viviendo hombres libres. Ya no son tantos como cuando los viajeros y las cabañas de ganado seguían el viejo camino de Martos, que comunicaba con lo más profundo de la Sierra Sur; pero son gentes tenaces, como aquellos otros que siglos atrás aquí vivieron.

 

“Como la copa de la arcilla era

la raza mineral, el hombre

hecho de piedras y de atmósfera,

limpio como los cántaros, sonoro.

...

(Dulce raza, hija de sierras,

estirpe de torre y turquesa,

ciérrame los ojos ahora,

antes de irnos al mar

de donde vienen los dolores)”.

….

       Los Hombres. Pablo Neruda.

  

 

Y en el recuerdo aún queda la vereda que marca el viejo camino, en muchos tramos perdida. Ya no trashuma el ganado, el labrador ha conquistado la vereda y las viejas majadas de la sierra. Ni pastores, ni ganado, ni lobos, ni osos… Pero sigue el mismo sonido del viento surcando valles y desfiladeros, acompañado por el murmullo del agua del arroyo en un cambiado paisaje. Sin embargo, siento que a esa bella canción le falta algo… las voces de Muntilum.

 

“No volverá tu voz endurecida.

 No volverán tus ojos taladrados.

 Mírame desde el fondo de la tierra,

 labrador, tejedor, pastor callado:

agricultor temblando en la semilla:

alfarero en tu greda derramado:

traed a la copa de esta nueva vida

vuestros viejos dolores enterrados.

Mostradme vuestra sangre y vuestro surco,

decidme: aquí fui castigado,

porque la joya no brilló o la tierra

no entregó a tiempo la piedra o el grano:

señaladme la piedra en que caísteis

y la madera en que os crucificaron,

encendedme los viejos pedernales,

las viejas lámparas, los látigos pegados

a través de los siglos en las llagas

y las hachas de brillo ensangrentado.

Yo vengo a hablar por vuestra boca muerta.”

         Canto General (XII). Pablo Neruda.

 

                  *Juan A. López Cordero.

 

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