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D.L. J-309-2005 ISSN 1699-6151 |
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Soy un hombre serpiente*
Soy un hombre consternado.
Desolado vivo en el umbral de los rincones perdidos.
Soy un hombre con sabor a café molido
y pan de trigo caliente,
que hechizado por el destino,
siento el frío por mis venas y por mi cama.
Y mis ojos destellan como el diamante,
y mi piel es de escamas duras de acero brillante;
y ya no siente como antes.
Ahora soy un hombre serpiente.
Obcecado por la calidez de tu piel y tu mirada,
serpenteo por tu cuello de botella camino de Pangea;
a tu Pangea,
que es la tierra toda en mi propio continente.
Soy un hombre serpiente,
que inyecta poco a poco su contenido propio
por la cánula de sus dientes.
Es un veneno que mata el sátrapa del oscuro;
del oscuro más oscuro de todos los oscuros:
El oscuro del dolor de los pensamientos más duros;
el oscuro que impide ver con el color de los corazones puros;
el que destruye la flor y mata el cuerpo y el alma.
*Juan Cobo Serrano, Jaén, 24-03/2013
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