Claustro Poético

Boletín virtual de poesía, edición trimestral. Nº 19. Invierno-2010

Asociación Cultural Claustro Poético

 

Director: Juan Carlos García-Ojeda Lombardo

Coordinadores: Fernando R. Ortega Vallejo y Juan Antonio López Cordero

D.L. J-309-2005

ISSN 1699-6151

CONSEJO DE REDACCIÓN

Poemas

Sextina dedicada a España

Tu orilla

Recolección

Villancico

El Jardinero

Tenaz

El día después

No importa

Por la orilla

Anuncio/Denuncia

Dios no tiene puertas

Los conflictos del mundo

Paseo por el bosque

Poderes que matan


Colaboraciones

Reseña a Jorge Guillén y Rafael Alberti

FlashForward/ FlashBack

Érase una vez


Noticias

IV Premio de Poesía el Príncipe Preguntón

XV Premio de Poesía José de Espronceda

Premio Voces Nuevas de Poesía


Colaboran en este número


Nos anteriores

 


 

 

Érase una vez*


   “Érase una vez” es una expresión que nos habla de un pasado impreciso, posiblemente remoto, que toman los cuentos para ubicar en la “coordenada tiempo” los hechos que se relatan. Si a ello se le une “un país lejano” como “coordenada espacio”, el relato entra de lleno en el mundo de la fantasía, de los sueños, de lo irreal; en el mundo en que la mente se libera, se relaja, se deja llevar por los caminos menos transitados del cerebro. El cuento, por un momento, se hace real. La mente, desinhibida del orden establecido, conoce el placer de la libertad; sin embargo, en este viaje a lo imposible siempre hay una mirada atrás que conecta el mundo de la realidad con el de la fantasía, dándole viso de realidad. El poeta sabe captarlo como nadie y expresarlo de la forma más explícita en su poesía:

 “Érase una vez

un lobito bueno

al que maltrataban

todos los corderos.

Y había también

un príncipe malo,

una bruja hermosa

y un pirata honrado.

Todas estas cosas

había una vez.

Cuando yo soñaba

un mundo al revés.”

         José Agustín Goytisolo.

    La poesía se hace cuento, y el cuento realidad. Como tal a veces nos despierta bruscamente, se escapa al orden establecido y se vuelve transgresora. La poesía es libertad, es sueño, es utopía y es realidad. Por ser así, es cuento entre los cuentos y libera a éstos de ataduras mentales y sociales. Ella ha visto:

“Que la cuna del hombre la mecen con cuentos,

que los gritos de angustia del hombre los ahogan con cuentos,

que el llanto del hombre lo taponan con cuentos,

que los huesos del hombre los entierran con cuentos,

y que el miedo del hombre…

ha inventado todos los cuentos.”

            Sé todos los cuentos. León Felipe.

 

 

    Y tras el cuento está el poeta, ser complejo como la misma vida, retoño del viejo árbol que mil veces talaron y otras tantas brotó; incomprendido en su mundo. Esparce al viento la palabra hecha sentimiento, profunda, estremecedora, migrante, nacida para cabalgar por los caminos a galope tendido, desbocada, airosa, indestructible, que como perfecto boomerang retorna a su pluma:

 “...

Cuentos dulces, cuentos bravos,

de damas y caballeros,

de cantores y guerreros,

de señores y de esclavos;

de bosques escandinavos

y alcázares de cristal;

cuentos de dicha inmortal,

divinos cuentos de amores

que reviste de colores

la fantasía oriental.

...”

      La cabeza del Rawí. Rubén Darío.

    La poesía, hecha cuento, embarca al poeta en su nave, que surca segura la galerna de ese mar de la ilusión, sabedor de que tras ella aparecerá tierra firme, donde esperan los seres queridos, aquellos que nunca supieron bien porqué embarcó, qué rumbo llevaba ni qué buscaba; sin embargo, continuamente le tienen en su pensamiento. Y mientras le esperan, cuentan un cuento:

“Érase una vez…

Un alguien con zapatos niños,

aunque llevasen ellos,

polvo de tantos caminos.

  

Érase un extraño ser,

este hombre niño,

o niño viejo, que no es igual,

pero es lo mismo.

 

 ...

 

Érase un ser quizá,

de otro planeta.

Érase una vez…

un loco, filósofo, poeta.”

                         Érase una vez. Fabricio Ojeda.

                                                                    *Juan Antonio López Cordero.

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