CAPITULO IV
3. El Municipio.
3.3. El Pósito
El Pósito era una institución de carácter municipal y de un origen muy antiguo (177), cuyo fin era constituir un acopio de granos, principalmente de trigo, y prestarlo con unas condiciones módicas a los labradores y vecinos durante las épocas de menos abundancia. También estaba encargado de financiar con un interés mínimo la producción agrícola, base de la economía de la población.
La Casa del Pósito estaba situada en la Calle Carnicería. Su importancia viene dada por ser prácticamente la única fuente de financiación local, pero su solvencia nunca fue muy saneada.
Durante la Guerra de Independencia, el Pósito fue afectado por las exacciones tributarias de las autoridades francesas, a las que tuvieron que entregar 48.431 reales (178) y otros suministros que en 1856 aún no habían sido reintegrados por el Gobierno, aunque se estudiaba su cobro (179).
Por otra parte, los años sucesivos de malas cosechas hicieron que muchos pequeños agricultores no pudiesen reintegrar los préstamos recibidos del Pósito, deudas que se iban acumulando y terminaban por ser impagables, como ocurrió en 1856. El problema se solucionó mediante una ley concediendo el perdón a todos los deudores de pósito y arbitrios (180).
La Casa del Pósito, edificio municipal, realizaba también otras funciones, como casa consistorial, cuando se realizaban obras en el Ayuntamiento (181); o como colegio electoral del Barrio de Santa María (182).
A finales del siglo XIX, la situación financiera del Pósito era semejante. En 1887, el contingente que adeudaba el Pósito de Pegalajar a la comisión permanente del ramo era de 768 pts. y 83 ctmos (183), y el capital que poseía era el siguiente: (184)
- Existencias en granos: 30 fanegas 15 cuartos
- Capital en poder de los deudores: 2.824 " 36 "
- Existencia en metálico: 548 pesetas 84 ctmos.
- Metálico en poder de los deudores: 3.489 " 01 "
Debido a tres años seguidos de malas cosechas, en 1893 se quiso cobrar por vía ejecutiva los descubiertos del Pósito, embargando a aquellos pequeños agricultores que no podían pagar sus deudas, lo que produjo gran malestar en la población (185). A causa de estos descubiertos, a principios del siglo XX, el estado del Pósito de Pegalajar era lamentable.
Algo semejante ocurría en muchos pueblos de la provincia y por ello el Gobierno Civil tuvo que intervenir recomendando a los Ayuntamientos "que pongan cuantos medios tengan a su alcance a fin de que los pósitos no continúen por más tiempo en el lamentable estado de abandono en que hoy por desgracia se encuentran con los cuantiosos descubiertos que resultan de granos como en metálico" (186).
Para evitar la insolvencia de los deudores, el Pósito exigía para conceder sus prestamos una garantía que podía ser mediante hipoteca o fiador. Las solicitudes eran numerosas y normalmente las peticiones superaban las existencias de la menguada caja del Pósito (187). No obstante, en los años de malas cosechas (1912 y 1913) se seguían solicitando prórrogas de los plazos de pago, a las que lógicamente el Ayuntamiento, reconocedor de "que desgraciadamente es un hecho la pérdida en absoluto del principal elemento de vida que existe en este pueblo, y a mayor abundamiento la sequía que viene reinando, la cual tiene paralizada las labores de sementera, acuerda por unanimidad una prórroga" (188).
No cabe duda que el Pósito ejerció una importante labor social, sobre todo en las épocas de malas cosechas, cuando sus necesidades eran más requeridas por el gran número de campesinos, aunque por desgracia hubo épocas en que no estuvo a la altura de las necesidades de la época.