CAPITULO IV

2.- Los cuerpos armados.

2.2. La Guardia Civil.

Fue creada por el Decreto de 28 de marzo de 1844, firmado por el presidente del Gobierno de la Reina Isabel II, Luis González Bravo. Su organización fue encomendada, por Decreto de 5 de abril de 1844, a Francisco Javier Girón y Ezpeleta las Casas y Enrile, segundo duque de Ahumada y quinto marqués de las Amarillas. El 15 de abril de ese año se le designa como director de la organización de la Guardia Civil. Tras la corrección de los fallos detectados en el decreto inicial, nuevas sugerencias se recogieron en el Decreto de 13 de mayo de 1844, el cual se considera como la definitiva norma creadora del Cuerpo de la Guardia Civil, decreto firmado por el entonces presidente del Gobierno general Narváez, llamado "El espadón de Loja".

El nacimiento del Cuerpo se debió al Partido Liberal Moderado. Su creación se relaciona con las condiciones sociales y políticas del campo español: persistencia de partidas carlistas, incremento del bandolerismo y de las revueltas agrarias.

El Duque de Ahumada la concibió como un organismo independiente de la sociedad: sus miembros, junto con sus familias, viven en casas cuartel y nunca son destinados a sus comarcas de procedencia. En sus comienzos sus contingentes se reclutaron en tierras castellanas y andaluzas. Y su actuación hizo disminuir la inestabilidad en el campo, aunque no pudo acabar con la agitación endémica, producto directo de la miseria de los medios rurales (44).

El puesto de la Guardia Civil en Pegalajar se estableció posiblemente a finales de la década de 1850, en un cuartel dentro de la población, que al poco tiempo fue trasladado a la casería de los Frailes, cerca de la Cerradura, y junto a la carretera Bailén-Motril, seguramente por su situación estratégica de lugar de paso y control. En 1864, la Corporación municipal solicitó la vuelta del cuartel al casco urbano de Pegalajar (45).

El principal problema a resolver por la Guardia Civil en nuestro término, y a mediados de siglo, es el de los bandidos que aún vagaban por las sierras limítrofes (46) y los continuos robos en la propiedad agrícola, sobre todo en la época de malas cosechas. El período en que estos robos eran más frecuentes coincidía con la recogida de la aceituna; para contrarrestarlo se solicitaba del Director General de la Guardia Civil, el envío de dos parejas de guardias para la vigilancia durante la campaña (47).

A finales del siglo XIX, en 1891, había en Pegalajar seis miembros de la Guardia Civil mandados por un cabo (48), número que se ha mantenido, más o menos semejante, a lo largo de toda la historia. En 1908, el cuartel se estableció en la calle Pozos (49), nº 1, propiedad de Francisco Valenzuela Castro (50). Por reformas, fue trasladado calle arriba a los pocos años, ubicándose en una de las casa que forman el patín en alto, en la comunicación de la calle Pozos con la Romeral y Maestra. Allí permaneció hasta comienzos de la década de 1920, en que volvió al número 1, estableciéndose en ella hasta el comienzo de la Guerra Civil.

Tras la Guerra el cuartel se ubicó en la casa nº 12 de la Plaza del Generalísimo, cerca de las Casas Consistoriales (51), que le fue comprada, por el Ayuntamiento, a Antonio Molina Gómez en un precio de 39.000 pts. (52). Debido a su mal estado se abandonó dos décadas después, sirviendo varios albergues de cuartel mientras se construía una nueva casa cuartel, cuyo proyecto existe desde 1957 (53), sin que hasta ahora se haya hecho realidad.