2.4. Comercio y comunicaciones. 2.4.1. Las comunicaciones. El término municipal de Pegalajar a lo largo de su historia ha sido semejante al actual, limitando al Norte con Jaén, Mancha Real y La Guardia; al Sur con Campillo de Arenas y Carchelejo; al Levante con Torres y Cambil; y al Poniente con Jaén y La Guardia. El primer deslinde del término municipal tuvo lugar en 1559, debido a las diligencias practicadas por Alvaro de Paz, por orden del Rey, "en que se descubre confirmado lo que se actuó por don Juan de Riba de Neira en el de mil quinientos treinta y nueve, con el motivo de haber posesionado a la villa de Mancha Real en el titulo de villazgo". En este primer amojonamiento, en el deslinde Norte de Pegalajar con la ciudad de Jaén, que hoy son tierras de Mancha Real, el citado Álvaro de Paz escribe:
Oídos los testigos, el Juez ordenó dos mojones entre el "mojón de Letraña que divide el término de la villa de la Mancha con la Villa de Pegalajar e con la ciudad de Jaén", y el primer mojón de la Dehesa de la Guardia, "guardando el quarto de legua que ha de haber desde ellos a la villa de Pegalajar. El primer mojón se colocó:
La otra linde con el término de Jaen estaba situada en el Sudoeste del término de Pegalajar, como hoy en día. Sobre la ubicación de los mojones dice Alvaro de Paz:
Otro mojón que deslindaba Pegalajar con Jaén era el situado " En la cumbre alta que dicen de Calabazeros en el zerro del medio", cuyo mojón se dio en posesión el 9 de septiembre de 1559 a Juan Gómez y Pedro de Viedma, alcaldes de Pegalajar. En 1798 tuvo lugar una revisión de los antiguos deslindes y amojonamientos a cargo de Antonio Reyllo Velarde, "corregidor y capitán de Guerra por S.M. del Partido de Guadalcanal y juez de comisión en estos autos" (243). El amojonamiento estaba perfectamente delimitado con el resto de los términos municipales de los demás pueblos circundantes, seguía las cumbres de los sistemas montañosos, que vienen a cerrarse en el Almadén; como son por un lado, las cumbres del Cerro de la Artesilla, Morrón y Mojón Blanco: por otro, el Almadén, Cerro del Púlpito, la Atalaya y Cerro Santín; y por el Sur, al otro lado del Río Guadalbullón, las cumbres de la Sierra de los Bodegones, el Cerro de los Valientes, Pico de los Tres Mancebos y Pico de la Sima. Las vías más importantes de comunicación de Pegalajar con otras poblaciones, desde muy antiguo, eran las siguientes: - El camino de Jaén, aún hoy conocido por este nombre, que por la base de la Serrezuela se dirigía a la carretera de Jaén a Granada, a la altura de la Guardia. Era un camino de herradura (244). - El que a través del Puerto Alto se dirige a Mancha Real enlazando con la zona de Úbeda. Este era un camino más ancho, por ser cañada real, utilizado por el ganado vacuno trashumante (245). - El camino que a través del puerto de Villanueva, o collado de la Atalaya, ponía en comunicación Pegalajar con Cambil, Huelma y la comarca de los Montes. A través del puerto de Villanueva pasaba también el cordel que comunicaba la zona de Cambil con Torres, atravesando los Entredichos, y también la antigua vía que de Mancha Real, a través de Bercho, pasaba por la Fuente de la Teja. Estas veredas hoy están prácticamente perdidas, aunque quedan otras zonas llenas de maleza, perdurado en el recuerdo su lugar de paso en topónimos como "Hoyos de Veravieja" o vereda vieja. - El camino de los Cotillos, que enlaza la villa con la carretera Jaen-Granada, junto al Cerro de la Cabeza, cerca de la Cerradura. Este era una continuación del camino real del Puerto Alto, vía de comunicación de la Loma de Úbeda con el Reino de Granada, frecuentemente utilizado en la Baja Edad Media en las entradas de los reyes cristianos en el Reino de Granada (246). Las comunicaciones con la Guardia mejoraron cuando en 1811 se ordenó construir un puente "en el río que media entre las villas de La Guardia y Pegalajar" (247), pues los inviernos lluviosos incomunicaban el paso entre las dos poblaciones. Las comunicaciones con Granada en la primera mitad del siglo XX estaban en pésimo estado. En 1821, el Ayuntamiento hacia constar que "seria muy útil construir un pontón en el sitio de La Cerradura de este termino, que diese paso al Río Guadalbullón en la parte que por él atraviesa el camino de Madrid a Granada, porque siendo bastante pasajero, se ve en las temporadas de invierno cortarse el paso cuando el río crece" (248). En esta primera mitad del siglo XIX fue puesta en funcionamiento por los intereses privados la carretera que, a partir de entonces y hasta hoy, enlaza Pegalajar con la general de Madrid-Málaga, que en su mayor parte era una antigua vía pecuaria (249). Hasta entonces, la comunicación de Pegalajar con las demás poblaciones se hacía con animales de carga, a partir de esta construcción el paso de carruajes a la población podía realizarse. Pero el mantenimiento en buen estado de esta carretera requería periódicas inversiones, que el Ayuntamiento solicitaba a la Diputación Provincial cuando quedaba intransitable (250). A pesar de las reformas realizadas en la primera mitad del siglo XIX, la situación de los caminos no había cambiado. En 1848, "los caminos que se dirigen a la capital del partido, Mancha Real, y a la de la provincia, Jaén, están en mal estado" (251). Pero esta situación no sólo se daba en Pegalajar, era general en toda la provincia. La Diputación Provincial hace alusión en 1854 a la situación en que se encuentran los campos de la provincia: (...) abandonados al pillaje, al merodeo y a los crímenes, sin cañadas, sin caminos y sin abrevaderos: sin vigilantes, sin posadas y sin otros recursos para guarecerse contra las cruzadas del invierno" (252). En 1859, el estado de las comunicaciones locales seguía siendo deficiente. Las principales vías de comunicación y su estado eran las siguientes:
Dirección a: Situación Tiempo Distancia Estado Mancha Real Norte 1 hora 1,5 legua Malo La Guardia Occidente 45 min. 0,5 legua Malo. Sin puente Jaén Occidente 3 h.30 3 leguas Bueno. P.Hundido Torres Oriente 2 h. 1,5 leguas Malo Cambil Oriente 2 h. 1 legua Malo Cárchel Mediodía 1 h.30 1 legua Malo. Con puente Campillo Mediodía 4 h. 2 legua Bueno.Con puente (253) El camino interior del término más importante por su extensión era el de Bercho, el cual "sirve en mayor número a la clase necesitada, que falta de recursos apela al medio de transportar combustible de dicho monte", por lo que se consideraba urgente su ampliación y reparación (254). También se consideraba urgente el arreglo del camino de Jaén (255). Además del mal estado general de los caminos, existía en la primera mitad del siglo XIX el peligro de los bandidos, que vagaban por las sierras limítrofes (256). La creación de la Guardia Civil hizo disminuir la inestabilidad en el campo, sin llegar a acabar con la agitación endémica que era producto directo de la miseria y aislamiento de los medios rurales (257). El encargado del arreglo del mantenimiento de los caminos locales era el Ayuntamiento, según la Ley de 8 de enero de 1845 (258), lo que dificultaba el buen estado de éstos, ya que la solvencia del Ayuntamiento era escasa y los presupuestos muy recortados. Esto hacia que el Ayuntamiento solicitara ayuda económica a la Diputación para el arreglo de las vías más importantes, como la "vía de paso que pone en contacto el comercio de Granada y Málaga con la Loma de Ubeda" (259). A finales de siglo, existía ya una línea de viajeros que comunicaba Pegalajar con Jaén. El coche realizaba el viaje directo los martes, viernes y domingos (260), con el siguiente horario: Jaén a Pegalajar - Salidas: 2 y media de la tarde - Llegada: 5 y media de la tarde Pegalajar a Jaén - Salida: 7 de la mañana - Llegada: 10 de la mañana (261) Este coche de viajeros era tirado por tres caballerías. Existían también tres coches de transporte de servicio publico con un tiro de tres caballerías cada uno (262). Una obra de gran importancia para la comunicación de Pegalajar con Mancha Real y la Loma de Úbeda fue la construcción de la carretera vecinal que atraviesa el puerto de las Siete Pilillas, abandonándose la tradicional vía de paso del Puerto Alto por las dificultades orográficas. En 1903 se acordó la expropiación de terrenos que había de ocupar esta carretera, obras que tendrían que extenderse al tramo que enlazaba Pegalajar con la carretera Bailén-Motril para su reparación (263). Estas obras no comenzaron hasta 1910, debido a la dificultad en la obtención de subvenciones (264). En 1911 se hizo justiprecio de los terrenos por donde había de pasar la carretera (265). Se concedió otro crédito para la terminación del ramal de carretera gracias a las gestiones del senador León Esteban y Molinos (266), que tenía posesiones en Pegalajar. Este crédito no fue suficiente, por lo que en 1913 se obtuvo otro del ministerio de Fomento, con el que se concluyeron las obras (267). El automóvil, con el arreglo de la carretera local, vino a marcar una nueva época. En 1931 había en la población 2 Renault y 1 Hispano-Suiza, que pagaban la contribución tipo A; 1 Ford, 1 Renault, 2 Chevrolet, 2 Wtappet y 1 Oblnobile, de contribución tipo B; 1 Stevarlt y 1 International, de contribución tipo C (268). Un medio de transporte de gran importancia en las comunicaciones ha sido y es el ferrocarril. Algo que han deseado todos los pueblos a lo largo de su historia y sólo muy pocos lo han conseguido. La importancia del ferrocarril estribaba en que era el primer paso en el posible desarrollo económico de una región o un pueblo, al tener una vía de comunicación fácil para dar salida a los productos y recibir otros, pero por si sólo no producía un desarrollo económico. La riqueza de la comarca y la actividad emprendedora de sus habitantes era lo fundamental. A mediados del siglo XIX la red de ferrocarriles, favorecida por la Ley de Ferrocarriles de 1855, se extendió por toda España. A la ciudad de Jaén no llegó hasta 1881 (269). En 1910, el Ayuntamiento de Pegalajar se sumó al acuerdo de colaboración provincial en la construcción de un ferrocarril que partiendo de Jaén pasara por Mancha Real, Jimena, Bedmar, Albanchez, Torres y Jódar (270), lo que no llegó a fructificar. En 1929, existía el proyecto de un ferrocarril Jaén-Granada por Iznalloz, pasando por los términos municipales de La Guardia, Mancha Real, Pegalajar, Cárchel, Carchelejo, Campillo de Arenas y Noalejo, de esta provincia, y Montillana y Campotéjar de la de Granada. El ayuntamiento acordó ofrecer para ello la aportación del terreno que fuese necesario, y construir también por su cuenta la estación correspondiente, "siempre que su emplazamiento diste a lo más 500 metros de esta localidad" (271). Este proyecto tampoco pudo hacerse realidad. Un hecho importante en las comunicaciones de Pegalajar fue la instalación de una estación telefónica. Ya en 1915 se solicitó la instalación de una estación telefónica o telegráfica (272), que por el momento no pudo realizarse. En 1922, cuando se estaba instalando el tendido de la red telefónica entre Úbeda y Jaén, que hacia escala en Mancha Real, el Ayuntamiento solicitó al Director de Comunicaciones la ampliación del tendido de la red a esta villa, debido "a la carencia de comunicaciones, dada su importancia agrícola e incremento progresivo de la propiedad, número de habitantes de que consta (...) y lo olvidado que está de protección de los poderes públicos" (273). La petición volvió a ser denegada. En 1925 se volvió a solicitar dicha estación, "toda vez que en la actualidad el único medio de comunicación que existe en el pueblo es el postal (...), siendo de cuenta y cargo del municipio el alquiler de la casa en que ha de instalarse y la luz que se necesite" (274). Hasta 1929 no se instaló la deseada estación de teléfonos, la cual se ubicó en la Calle Nogueras, en una casa de Luis Chica Pérez (275), dotando al Ayuntamiento y al Cuartel de la Guardia Civil de los primeros teléfonos (276). Durante la Segunda República, en 1934, el paro obrero en Pegalajar era acuciante. Para solucionarlo, la Corporación propuso mejorar las vías de comunicación:
La falta de inversión motivó el abandono del proyecto. Después de la Guerra Civil, en 1943, y con fin de solucionar en parte el paro, la Diputación Provincial impulsó la construcción de caminos vecinales, como "el trozo segundo del camino de Jaén a la Dehesa de Propios y Cárchel por los Naranjos y Puerto Alto", al que el Ayuntamiento de Pegalajar decidió contribuir con el 5% de la totalidad del gasto de las obras, dentro del término municipal de Pegalajar (278). También se solicitó al Instituto Olivarero el arreglo del camino que va del Arroyo de Bercho al Puente de Cambil, de unos tres kilómetros, "siendo el pago que atraviesa de los más feraces y ricos del término, en cuyo pago existen de diez mil a doce mil olivas, la más fructíferas del término" (279), lo que por entonces no se consiguió. En 1950, para invertir el dinero del paro, se presentó el proyecto de construcción de una carretera desde el Pueblo a Bercho, hasta la Fuente de los Berros, y otra que directamente enlazase el casco urbano con la carretera Bailen-Motril por el Puente de Padilla (280), que en años posteriores serán arreglados sólo en parte. Posteriormente, en 1955, fueron vanas las gestiones para conseguir la construcción de un camino forestal hacia Bercho. Fue a partir de la década de 1960, con el aumento de la mecanización en la agricultura, cuando en todo el termino se fueron construyendo carriles sufragados por los propietarios de las fincas, sobre todo a partir de los años setenta. Hoy en día, el término municipal está surcado por multitud de carriles rurales, por lo general en deficiente estado, que en los periodos de lluvia en gran parte se vuelven intransitables, necesitando continuas reparaciones. Entre los hechos más notables en las comunicaciones terrestres de estas últimas décadas, destacan la mejora del tramo de carretera local que une el núcleo urbano con la general Bailén-Motril, realizado a mediados de los años ochenta, y el asfaltado del carril de los Cotillos, que une Pegalajar con La Cerradura, realizado a comienzos de los noventa (281). Otro hecho importante en la comunicación, en este caso unidireccional, fue la instalación de una estación repetidora de televisión en 1964, para el área de la localidad, con la colaboración de los vecinos poseedores de televisores junto a los posibles adquirientes (282). En 1970 empezó a construirse el Centro Emisor del Almadén, para el que el Ayuntamiento cedió al ministerio de Información y Turismo gratuitamente una parcela de 65 por 30 metros, aproximadamente unos 2.000 metros cuadrados de terreno rocoso improductivo, sita junto al punto culminante del pico del Almadén, perteneciente al Entredicho o monte de Bercho de los Propios municipales (283). También es necesario resaltar otros hechos importantes para el núcleo de La Cerradura, como es la instalación del teléfono en 1974, mejorado posteriormente con la automatización del servicio telefónico; o la ampliación de los repetidores de radio y televisión en el Almadén con la concesión de terreno a Canal Sur en 1988 por 15 años y 100.000 pts. anuales (284). Como nota anecdótica, no podemos olvidarnos de la efímera "pista de aterrizaje" de Pegalajar, que en 1983 fue habilitada en la cañada del Puerto Alto. Ésta fue realizada por los trabajadores del empleo comunitario a fin de que pudiesen aterrizar las avionetas dedicadas a la cura del "arañuelo" (285).
2.4.2. El comercio. Con una producción agrícola e industrial escasa y unas vías de comunicación hasta hace poco deficientes, no es de extrañar el escaso volumen de comercio de Pegalajar a lo largo de su historia. En el Pueblo, la principal zona comercial hasta 1930 fue la calle Carnicería, que hacia de plaza de abastos, y la Plaza de la Constitución, que ubicaba los puestos de abastos en las épocas de mayor comercio. En 1752, el comercio de Pegalajar se resumía a la existencia de una tiendecilla de especiería, sin realizar apenas exportación de productos del término, pues debido a su poca producción eran consumidos dentro de la villa (286). A principios del siglo XIX, en 1811, existían en Pegalajar: un tratante de carnes, un carnicero, un mesonero y cuatro tiendas de especiería (287), siendo el comercio exterior prácticamente nulo (288). En 1848, ya exportaba aceite que se producía en mucha abundancia, teniendo que importarse trigo (289). Siete años después, el comercio interior también había crecido, junto con el número de habitantes. Existían dos tiendas de sedas, una tienda de aguardiente y de licores, siete abacerías, un cortador de carnes, tres venteros, un tratante de ganados y tres mesoneros (dos mesones estaban situados en la Calle Baja Fuente y uno en la Calle Alta) (290). En 1863 sigue creciendo. Existen además tres tiendas de tejidos, siete de vino licores, una de pardos burdos, una tienda de pan, un carnicero y un ventero (291). Los mayores contribuyentes de industria y comercio en 1863 eran Luis María de Siles, Francisco Espinosa (mercaderes de tejidos) y Luis Jiménez López (tratante de carnes). Como vemos, existe un continuo crecimiento del comercio, reflejo del crecimiento demográfico y de la producción agrícola, producto de las nuevas roturaciones que se están haciendo. Las exportaciones que se realizan estos años son de aceite y maíz, y las importaciones, de trigo y vino. En los años 1862, 1863 y 1864 fueron las siguientes: (292) Exportaciones Importaciones 1862 aceite 175.882 litros trigo 1.720 Hl. maíz 499 Hl. vino 25.812 litros. 1863 aceite 128.142 l. trigo 2.275 Hl. maíz 277 Hl. vino 12.359 l. 1864 aceite 199.751 l. trigo 1.720 Hl. maíz 277 Hl. vino 19.359 l. En 1900, el comercio interior estaba representado por dos tiendas de lana y algodón, trece vendedores de vino y aguardiente, un vendedor de jergas y costales, un vendedor de tocinos, tres mesoneros, siete tiendas de abacería y dos tiendas de aceite y vinagres (293). Los mayores contribuyentes de industria y comercio eran los mercaderes de tejidos: Luis Siles Torres y Pascual López Gámez. Este comercio siguió incrementándose de tal forma que en 1930 era el siguiente: dos ferreterías, tres tiendas de tejidos al por menor, una droguería, el Café Sociedad, una tienda de vinos al por mayor, dos mercerías al por menor, dos tiendas de venta de tocino y carne, una de ultramarinos, una de venta de tocino al por menor, tres de carnes frescas, tres de comestibles, cuatro de venta de café económico, veinte y dos tabernas, una tienda de venta menor de calzados, un parador, una cervecería, nueve abacerías, dos tiendas de aceite y vinagre, una de venta de cordeles de esparto, una taberna fuera del casco urbano y una confitería (294). Los mayores contribuyentes eran los propietarios de las ferreterías, Francisco Fernández Lucena y Manuel Fernández Lucena; y los propietarios de las tiendas de tejidos, Pascual López Gámez, Luis Siles Torres y José Siles Gómez. Posteriormente, tras la guerra civil, la creciente emigración da lugar a que los establecimientos comerciales se vean estancados en el volumen de sus negocios e incluso disminuidos, pasando en las últimas décadas a adaptarse a una nueva situación de auge, donde si bien es menor el número de consumidores, el mayor nivel de vida de la población exige un mayor consumo. En 1963, las actividades comerciales en Pegalajar eran las siguientes: tres bares, quince tabernas, dos tiendas de confección, trece mercerías menores, una venta de ataúdes, una de libros escolares, dos droguerías, cuatro ferreterías, una relojería y una de radio y televisión (295). En los años siguientes, la actividad comercial seguirá su parsimonia tradicional. En el fondo, esta actividad es la misma que hace siglos, adaptada a las nuevas circunstancias; con unos establecimientos comerciales de pequeño volumen, y con una balanza comercial exterior basada exclusivamente en la exportación de aceite y en la importación del resto de los artículos. La actividad comercial al por menor en las últimas décadas ha tenido seria dificultad para su mantenimiento. Por un lado, la proximidad a la capital supone un fácil desplazamiento a los vecinos para realizar las compras. Por otro lado, tradicionalmente ha existido una importante venta ambulante, en franca competencia con el comercio vecinal, lo que en algunos períodos se ha intentado regular, como en 1981, cuando se limitó a los martes y viernes de 9 a 15 horas (296) o, más recientemente, un día en semana en unos lugares previamente estipulados. Aunque las licencias para el transporte de mercancías han crecido --en 1986 eran 130--, ello está provocado por el crecimiento del parque movil agrícola. El transporte de mercancías por carretera está limitado a cuatro empresas con 17 empleados, y el de personas a dos licencias de taxis (297). En cuanto a las entidades bancarias, la presencia de tres cajas de ahorros ubicadas en la población da una relación entidades bancarias - habitantes bastante aceptable. No así el turismo, que ha decrecido bastante por la desecación de La Charca. Sin embargo, la apertura de las cuevas de Los Majuelos y de Aro suponen la otra cara de la moneda, hoy lugar turístico más visitado de Pegalajar. El futuro en este aspecto pasa por la rehabilitación del entorno de La Charca, así como de los molinos cercanos, junto con la confirmación de la Huerta como lugar de interés Etnológico. |