CAPÍTULO I

 EL MARCO FÍSICO DE LAS ZONAS DE NIEVE

 

           

“pienso trepando al nevero, caminos,

viejos caminos, bajo la paz de las sierras»

 Enrique de Mesa.

(Tierra y Alma. Madrid, 1906)

 

“...Y recibir de ti
todo el tiempo en que el viento se vuelca en remolinos y respira.
Caminos dirigidos hacia el centro del fuego
y ese pozo de nieve, dulcísima y candente,
que me torna en vergel.

Dolors Alberola (Poema para ti)

 

 

Geológicamente en la provincia de Jaén son claramente diferenciables tres conjuntos de norte a sur:

 

·                      El borde meridional del macizo ibérico.

·                      La depresión del Guadalquivir.

·                      Y en la parte sur, las zonas externas de las cordilleras Béticas.

 

Es en este último conjunto geológico, integrado en la provincia de Jaén por las sierras de Cazorla, Segura y Las Villas, Sierra Mágina y las Sierras del Sur de Jaén (la Pandera, Jabalcuz, Sierra de Ahillo y Sierra del Trigo), donde se localizan los pozos de nieve que existen en la provincia de Jaén.

Es una extensa formación montañosa fragmentada en múltiples unidades calizas por pasillos y hoyas de carácter margoso, compuesta por unidades elevadas muy diferentes entre sí por su estructura, su altitud y su tamaño, siendo de Suroeste a Noreste las de La Pandera, Sierra Mágina, y las dos grandes alineaciones de las Sierras de Cazorla y Las Villas (en dirección norte) y la Sierra de Segura (en dirección sur).[1]

Este gran conjunto resulta cortado de Sur a Norte, por el río Guadiana Menor entre Sierra Mágina y Sierra de Cazorla, por el río Guadalbullón entre ésta y La Pandera y por el arroyo del Salado de Porcuna, al oeste de La Pandera.

El sustrato geológico es de calizas y dolomías. El relieve es abrupto, alternando crestas de calizas y dolomías con valles que permiten el cultivo. Esta sierras poseen las mayores alturas de la provincia: Pico Mágina (2.164 metros), Empanadas (2.060 metros), Alto de la Cabrilla (2.032 metros) y Cabañas (2.028 metros).

 

1.        Sierra Mágina

 

Como hemos señalado anteriormente, Sierra Mágina forma parte geológicamente de las cordilleras Béticas y, dentro de éstas, de las Zonas Externas, tradicionalmente conocidas como Subbética y Prebética.

Geográficamente ocupa el centro sur de la provincia de Jaén, donde surge como un compacto bastión calizo sobre la campiña circundante, con la máxima altura de la provincia, Pico Mágina (2.164 m.). Sus lindes están claramente definidas, al norte la depresión del Guadalquivir, al este la del Guadiana Menor, al sur las estribaciones de Sierra de Alta Coloma, más la sucesión de cerros menores entre Cambil y Huelma. En el flanco occidental es más impreciso, estableciéndose como límite el río Guadalbullón.

Su emplazamiento cercano a la capital y relativamente cercano también, a Úbeda y Baeza, motivó que su nieve fuera consumida preferentemente en estas ciudades, al ser más barato su transporte y por lo tanto su adquisición.

El eje principal de la sierra son todas las alturas de dos mil metros (Almadén, Cárceles, Pico Mágina, La Peña de Jaén y Sierra Mágina). Carece de grandes valles interiores y de caudalosos ríos, siendo sus cursos escasos y estacionales, obedeciendo a las  pautas que marca el clima mediterráneo, desde la abundancia del deshielo a la sequía del verano.

La orientación cónica de la sierra y su orientación paralela al valle del Alto Guadalquivir, estructura una red hidrogeográfica radial, donde todos los cauces presentan dos características principales: confluir rápidamente al Guadalquivir, y servir de aliviadero a los numerosos barrancos de la sierra. Guadalbullón por el oeste, Jandulilla por el este, Bedmar y Torres por el norte, son sus principales ríos.

Los pueblos y campos ocupan el piedemonte de la sierra, escalando con sus terrazas las laderas hasta donde físicamente es posible, aumentando la sensación de aislamiento de Sierra Mágina. Esta peculiar configuración posibilita que desde todos los pueblos se pueda acceder a las cumbres de la sierra de forma relativamente fácil. La sierra actúa como farallón infranqueable, lo que desde siempre ha imposibilitado las comunicaciones interiores entre los núcleos de población, y la única forma de relacionarse ha sido circunvalando el macizo montañoso.

Las alturas de Sierra Mágina han sufrido grandes transformaciones, han tenido que hacer frente a usos y prácticas deforestativas, como el clareo de bosques para aprovechamiento ganadero, talas de carboneo, consumo local de leña, industrias vidrieras, etc. Además la zona arrastra desde el siglo XIII una larga tradición ganadera, heredada de los tiempos de frontera, donde era preferible tener los bienes con piernas para huir, que sembrados.

Mágina es el contraste entre panoramas subdesérticos hacia el Guadiana Menor, cerros de olivares hacia las lomas de Úbeda, escaleras de huertos y vegas en sus ríos, bosques de encinas y pinares, y sobre todo perfiles de calizas y dolomías en sus altivas cumbres, cubiertas de nieve gran parte del año.

Considerando el factor altitud-temperatura, existen tres pisos bioclimáticos: el mesomediterráneo (hasta 1.300 metros, donde se encuentran pinares de repoblación, encinares adehesados con sotobosque de arbustivas, trepadoras y diversas herbáceas. El piso supramediterráneo, se sitúa desde los 1.300  a los 1.800 metros, subsistiendo en algunos enclaves, encinares con agracejo y acerales-quejigales. Por último el piso oromediterráneo, cubre desde los 1.800 hasta las cimas, quedando algunos enclaves de bosque autóctono de pinar salgareño y sotobosque de enebros y sabinas rastreras con matorral espinescente y piornal.[2]

Mágina es una montaña isla que ha cobijado una extraordinaria diversidad de plantas con más de mil especies, destacan dos de importancia únicas en el planeta: jurinea fontqueri y la lithodora nítida. A los que se añaden numerosos endemismos amenazados como, la arenaria alfacarensis, la viola cazorlensis. También es llamativa la presencia de reliquias de épocas glaciares, como la arabis alpina, muy extendida en la Europa alpina, pero desaparecida de latitudes tan meridionales, a excepción de los pedregales esquistosos de Sierra Nevada.

Las formas kársticas se producen por la disolución de las rocas calcáreas de la superficie debido a las aguas. La importancia de las precipitaciones, la fundición lenta de la nieve, las fases más frías que han caracterizado el Cuaternario, pero también la presencia de rocas calcáreas puras en un 80-90 % en la superficie, así como las diaclasas o fisuras y las numerosas fallas en el borde del plano de cabalgamientos explican en buena parte la presencia de este relieve.

Un gran pasillo kárstico se encuentra en la cumbre, que le da forma de cráter. En éste, cubierto de pedregales, existe un inicio de formación de “pozos de nieve” -en sentido geológico-, algunas pequeñas dolinas (depresiones de tamaño mediano o pequeño, de formar circular y profundidad variable) que se suceden y algunos lapiaces (ranuras formadas como consecuencia de la disolución de la roca calcárea) de pequeño tamaño.

Las diaclasas caracterizan la roca de la cumbre, donde la nieve persiste durante gran parte del año y las frías aguas del deshielo atacan la roca calcárea de dos maneras:  la gelifracción y la disolución de la roca.

Los pozos de nieve de Pico de Mágina, están situados en una compleja plataforma kárstica de cinco kilómetros, con continuas depresiones, elevaciones y fracturas, debidas a la erosión-disolución de las calizas y dolomías (lapiaces, dolinas, úvalas, simas), sin duda, un relieve complejo y duro de andar, pero no privado de belleza. 

 

2.        Sierra Sur de Jaén.

 

La Sierras al sur de la ciudad de Jaén, geológicamente están incluidas en el sector Subbético[3], en lo que se denomina zonas externas de la cordillera bética. Los términos municipales de Valdepeñas de Jaén y Los Villares, donde se ubican los pozos de nieve, se dividen en dos alineaciones montañosas al Norte: Pandera y Montesina; mientras que el resto está dominado por la Sierra de Alta Coloma, con dirección suroeste-noreste[4]. Los terrenos más abundantes pertenecen a la era secundaria, al encontrar margas abigarradas, yesos, calizas y margocalizas del Triásico y margas y margocalizas del Cretáceo inferior. Predomina una topografía agreste, característica de las Sierras Subbéticas, con unas alturas de 1.872 metros en la Pandera y 1.763 en Ventisquero, donde los vientos dominantes se hacen húmedos por el efecto remontante que le marcan las vertientes. La altitud hace que durante la mayor parte de los meses de la mitad invernal del año, la precipitación resulte en forma de nieve, que perdura durante algunas semanas[5]. El sistema calcáreo del bloque montañoso hace que las aguas penetren el interior de la roca, y surjan en manantiales aguas abajo, en todas las direcciones. El resultado es que el imponente conjunto se comporte como una zona elevada de la que irradian hacia el exterior una serie de corrientes de agua que, de modo divergente, se dirigen hacia tres subcuencas hidrográficas afluentes del Guadalquivir, el Río de Jaén, por el norte; el Río Colomera, por el sur, y  el Río Susana por el oeste. La vegetación del entorno de los pozos de nieve es matorral almohadillado y espinoso y los pastizales permanentes. Estas zonas altas, albergan especies típicas norteñas que encuentran aquí su límite sur de distribución como el tejo, el acebo o la sabina albar.

Los Ventisqueros (Sierra Sur)

 

3.        Sierras de Cazorla y Segura.

 

Cazorla y Segura pertenecen a la región Mediterránea, provincia Bética, y dentro de ésta, al sector Subbético que abarca el centro y el norte con la mayoría de las alturas serranas calizo-dolomíticas. Marginalmente están presentes también: el sector Guadiciano-Bacense al sur, en el área de contacto con la depresión del Guadiana Menor, donde predominan substratos margosos-limosos con afloraciones de yesos; y el Hispalense hacia el oeste, con relieves suaves margosos dedicados al olivar. Dentro de los tres subsectores en los que se divide el sector Subbético, la zona próxima a la cota dos mil (Sierra del Pozo, Cazorla, y cordillera del Banderillas) pertenecen al subsector Carzorlense. Mientras el norte de la sierra los intregra el sector Alcarense.

Las diferencias altitudinales van desde los 500 metros de la depresión del Guadiana Menor, junto a Huesa, por el sur, hasta los 2.106 metros del Empanadas, lo que se traduce en añadir el factor temperatura en la existencia de tres pisos bioclimáticos: mesomediterráneo, el supramediterráneo y por último el oromediterráneo.[6]

El clima más representativo es el subhúmedo (600-1.000 mm), que abarca los pisos meso y supramediterráneo, rozando sectores el oromediterráneo. El clima menos representado es el seco (350-600 mm), reducido al piso mesomediterráneo en las vertientes sur y oriental del macizo, donde son patentes los fenómenos de desertización en el área de contacto con la depresión del Guadiana Menor, a causa de su posición de sombra de lluvias respeto a los frentes Atlánticos y por la escasa potencia del suelo, fácilmente erosionable.

El clima húmedo (1.000-1.600 mm) ocupa siempre los pisos supra u oromediterráneos, restringido a barrancos de la zona centro, capaces de generar pequeños microclimas, y extensamente toda la zona norte del macizo, destacando la cabecera del río Madera, que recibe la segunda mayor pluviosidad del sur de España. Por encima de los 1.700-1.800 metros, Cazorla y Segura, sufren las duras condiciones climáticas de la alta montaña mediterránea caliza, caracterizada por fuertes vientos, nieve y bajas temperaturas invernales. La alta insolación y acusada sequedad estival, a las que se añaden las dificultades topográficas marcadas por los relieves abruptos con suelos rocosos, hacen que el transporte y distribución de la nieve fuese muy complicado y dificultoso. Aquí la vegetación predominante, son los pinos laricios, enebro y sabinas.

 

4. Los montes públicos y los pozos de nieve

 

El declive de la nieve es paralelo, aunque no directamente relacionado, con el proceso privatizador de los montes públicos, que durante la segunda mitad del siglo XIX y en las primeras décadas del siglo XX, se ven sometidos a desamortización, cuando no a la deforestación y roturación de parte de ellos. Los montes públicos que disponían de pozos de nieve, según la clasificación de 1859 eran los siguientes:[7]

 

Población

Denominación del monte

Propietario

Hectáreas

Quesada

Poyo de Santo Domingo

Estado

3219

Huelma

Mágina

Ayuntamiento

450

Jaén

La Sierra

Ayuntamiento

3219

Jaén

Mata Begid

Ayuntamiento

5151

Pegalajar

Bercho

Ayuntamiento

1996

Torres

Almadén

Ayuntamiento

1030

Bedmar

Sierra Alta

Ayuntamiento

450

Valdepeñas

Ventisqueros

Ayuntamiento

462

Valdepeñas

La Pandera

Ayuntamiento

340

Siles

Dehesa de la Fresnedilla

Ayuntamiento

1288

Segura

Yelmo

Ayuntamiento

1224

Segura

Pinar Negro

Estado

1546

Santiago

Campos de Hernán Perea

Estado

4309

 

 

De estos montes, unos años después, en 1864, se consideraban exceptuados de la desamortización sólo algunos de ellos:[8]

 

Población

Denominación del monte

Propietario

Hectáreas

Huelma

Mágina

Ayuntamiento

540

Jaén

La Sierra

Ayuntamiento

3219

Pegalajar

Bercho

Ayuntamiento

1500

Santiago

Campos de Hernán Perea

Estado

4309

Segura

Pinar Negro

Estado

1546

Segura

Yelmo

Ayuntamiento

1224

 

 

Y uno nuevo que no aparecía en la relación anterior:

 

Beas

Fuente Pinilla

Ayuntamiento

1411

 

 

 

Los criterios para considerarlos exceptuados de la desamortización, según el decreto de 27-octubre-1855, que afectaba tanto a los montes del Estado, como los de Propios y Comunes, se basaban en el tipo de vegetación que tenían. Así se consideraban exceptuados los montes de "abetos, pinabetes, pinos, enebros, pinsapos, tejos, hayas, castaños, avellanos, abedules, alisos, acebos, robles, rebollos, quejigos y piornos". Por el contrario, se declaraban en estado de venta los montes de "encinares, alcornoque, mestizales y cascajales"[9]. Lo que no siempre se tuvo en cuenta. También influyeron otros muchos factores en los que los criterios políticos municipales de las corporaciones tuvieron un importante papel.

Ya a finales de siglo, entre los montes públicos enajenables que contenían neveros se encontraban los siguientes:[10]

 

Población

Denominación del monte

Propietario

Hectáreas

Albanchez

Caño del Aguadero

Ayuntamiento

523

Valdepeñas

Ventisqueros

Ayuntamiento

749

Santiago

Campos de Hernán Perea

Estado

4359

Segura

Yelmo

Ayuntamiento

1200

 

Y, por el contrario, se consideraban exceptuados de la desamortización:

 

Población

Denominación del monte

Propietario

Hectáreas

Jaén

La Sierra

Ayuntamiento

2990

Pegalajar

Bercho

Ayuntamiento

1943

 

Otros montes, que no figuraban en las relaciones anteriores y que por su altitud disponían de pozos de nieve, aparecen en las relaciones publicadas en el B.O.P.J.:[11]

 

Población

Denominación del monte

Propietario

Hectáreas

Huelma

Mágina

Ayuntamiento

450

Los Villares

La Pandera

Ayuntamiento

1200

Siles

Fresnedilla

Ayuntamiento

1300

Albanchez

Caño Aguadero

Ayuntamiento

700

Torres

Boyal

Ayuntamiento

486

Valdepeñas

Ventisqueros

Ayuntamiento

1500

 

 

A principios del siglo XX quedaban como montes públicos catalogados, con pozos de nieve, en la provincia los siguientes:

 

Población

Denominación del monte

Propietario

Hectáreas

Quesada

Poyo de Santo Domingo

Estado

6411

Pegalajar

Bercho

Ayuntamiento

1943

Jaén

La Sierra

Ayuntamiento

2990

Huelma

Mágina

Ayuntamiento

1728

Siles

Dehesa de la Fresnedilla

Ayuntamiento

577

Albanchez

Caño del Aguadero

Ayuntamiento

523

Valdepeñas

Ventisqueros

Ayuntamiento

749

Beas

Fuente Pinilla

Ayuntamiento

3240

 

 

En estos montes la nieve se consideró como un producto de los mismos, una renta de los propios municipales que salía periódicamente a subasta como lo eran el pastoreo, carboneo, extracción de madera, alhucema,... La ubicación del acopio de nieve, realizado en las mayores alturas de los montes, donde solían confluir términos municipales diferentes, fue fruto de periódicos conflictos de los que extraemos interesantes noticias sobre la cultura de la nieve en la provincia.

Los pozos son los restos materiales del antiguo comercio de la nieve, las referencias documentales aparecen en los archivos, y las orales escasamente en la memoria de algunas personas mayores. Los pozos forman parte de nuestro patrimonio cultural, bien como edificios (aunque escasos), al ser otros elementos de la arquitectura rural, o como conformadores del paisaje giennense de alta montaña; además de herramienta educativa y un recurso de desarrollo sostenible por su singularidad histórica, arquitectónica y etnográfica. El conocimiento de su comercio, de las técnicas de construcción utilizadas, los procedimientos y herramientas de almacenaje y transporte, las utilidades de la nieve, sus consecuencias, etc., nos aproximan a un modo de vida muy unido al marco físico, a una actividad de desarrollo sostenible incluida en el paisaje. Por ello se requiere la consolidación y rehabilitación de parte de ellos e incluirlos en el catálogo de Bienes de Interés Cultural, pues todos ellos, incluso los más sencillos y deteriorados, forman parte de la arquitectura rural giennense a la que no se le ha prestado la atención requerida.

 



[1] ARROYO LÓPEZ, Emilio. Jaén, pueblos y ciudades. Diario Jaén y CajaSur. 1997. Pág: 31.

[2] GARCÍA GALLEGO, Juan Carlos. Excursiones por el sur de España II. Desnivel Ediciones. Pág. 180.

[3]Ubicadas en el borde sur del valle de Guadalquivir, están formadas por una serie de sierras separadas por amplios pasillos transversales y longitudinales.

 

[4] MORAL TELLO, Andrés: “Estudio de cavidades del término municipal de Valdepeñas de Jaén (Sierra Sur-Jaén). Andalucía Subterránea, nº 10, 1991. Pág: 65.

 

[5] ARROYO LÓPEZ, Emilio y SÁNCHEZ ARROYO, Rafael. Jaén, pueblos y ciudades. Diario Jaén y CajaSur. 1997. Pág: 2685.

[6] GARCÍA GALLEGO, Juan Carlos. Excursiones por el sur de España II. Desnivel Ediciones. Pág. 29.

 

[7]Clasificación general de los Montes Públicos hecha por el Cuerpo de Ingenieros del ramo en cumplimiento de lo prescrito por Real Decreto de 16 de Febrero de 1859 y Real Orden de 17 del mismo mes, y aprobada por Real Orden de 30 de Septiembre siguiente. Madrid, 1859.

 

[8]Catálogo de los Montes Públicos exceptuados de la Desamortización hecho por el Cuerpo de Ingenieros de Montes en cumplimiento de lo dispuesto por el Real Decreto de 22 de Enero de 1862 y Real orden de la misma fecha. Madrid, 1864.

[9]B.O.P.J. 2-noviembre-1855.

 

[10]Catálogo de los Montes y demás terrenos forestales exceptuados de la Desamortización por razones de utilidad pública. Formado en cumplimiento a lo dispuesto en el Artículo 4. Del Real Decreto de 27 de Febrero de 1897. Madrid, 1901.

En 1897, estos montes son reseñados como terrenos de dominio público que no revisten carácter de interés general.

[11]B.O.P.J. 3‑septiembre‑1867 y 11‑octubre‑1887.