Tercias. A través de ella cruza la antigua conducción de agua que, desde época medieval y hasta hace pocas décadas, se dirigía al pilar de la Laguna. La Tercias forma un trazado llano que comunica el comienzo de la calle Baja Fuente con el parque de la Charca, para enlazar con el antiguo camino de Bercho. Antes de su nacimiento definitivo como calle -en la segunda mitad del siglo XIX-, ya el paraje recibía el nombre de Tercias, posiblemente en alusión a este tipo de impuesto histórico consistente en los dos novenos que de todos los diezmos eclesiásticos se deducían para el rey, y a que allí estaba ubicada la casa de la Tercia, propiedad del Cabildo Eclesiástico de Jaén. Esta casa era el lugar en que se custodiaban los diezmos de granos de todos los interesados. El Catastro del Marqués de la Ensenada la describe detalladamente:
El callejón que llevaba a los molinos -los de las Albercas- era la actual calle Haza del Parral, que aún mantiene la primitiva imagen de callejón despoblado. En el siglo XVIII con este nombre de la Tercia también estaba incluido el principio de la calle Baja Fuente. Por esta época, en las Tercias se encontraban otros molinos de aceite, como el del Concejo, "con un portal, un corral, una piedra, una viga, cuatro tinajones, dos tinajas, con diez varas de frente y nueve de fondo". Las Tercias es una de esas calles que han venido tradicionalmente delimitando la extensión del pueblo hacia el Sur. La razón era bien simple. Más arriba de esta calle se extiende el núcleo urbano porque el terreno no era de regadío. En cambio, más abajo, el estanque fertilizaba las huertas, razón por la que un terreno céntrico y llano, como el Haza del Parral, ha permanecido sin construir durante tanto tiempo; pues, en la mente del agricultor pegalajeño, los terrenos fértiles de cultivo eran sagrados por su gran importancia en la economía de la población. Las construcciones debían buscar, si era posible, aquellos lugares menos productivos, más arriba de la curva de nivel que marca la Fuente de la Reja. Desde un principio, allí se ubicaron algunos molinos aceiteros, fruto del amplio crecimiento de la superficie de olivar que se estaba produciendo. En la primera mitad del siglo XX, en ella estaban ubicadas las fábricas de Don Lucas León y "La Primitiva", junto con el molino de "los Seises" -antiguo molino que en el siglo XVIII pertenecía al Colegio de Seises de Jaén-. Doblado el siglo, sólo queda la actual cooperativa aceitera Perpetuo Socorro, cuyos días parecen también contados, en beneficio de una nueva y mayor cooperativa que ha de unificar las existentes y establecerse en otro lugar. Allí se ubicó, en el antiguo número 14, la Sociedad Obrera La Union Agrícola, primitivo núcleo del socialismo local. En 1914, esta sociedad abrió una escuela nocturna para los hijos de los obreros del campo, que durante el día no podían asistir a la escuela oficial por realizar labores agrícolas. Esta apertura disgustó a la Junta Local de Primera Enseñanza y a los maestros oficiales, sobre todo por la enseñanza del socialismo, repartiéndose a los niños ejemplares de F. Carretero. La Junta Local trató por todos los medios de cerrar el local, basándose en las supuestas faltas higiénicas y acusando a su profesor, Francisco Juan Panader, de inculcar a los niños ideas nocivas y llevar una conducta licenciosa por hacer vida marital con una mujer que no era su esposa. Por su emplazamiento, durante los días de feria, en las Tercias se han ubicado en las últimas décadas las casetas de turrón y alguna que otra tómbola, puesto que en estas fechas es un sitio de paso obligado hacia el ferial, con su centro neurálgico en la explanada de la Charca. También estuvo allí ubicado un cine de verano, que en los años sesenta y setenta aprovechó el gran corralón existente junto el Haza del Parral -antigua fábrica de aceite de los Seises-. Esta es una de las calles del pueblo que a corto plazo más han de cambiar. Los amplios locales de antiguos molinos y fábricas de aceite se transformarán en bloques de viviendas, muy cotizadas por su situación geográfica. Será el segundo cambio importante de la calle, ya que el primero tuvo lugar a comienzos de la década de los sesenta, cuando se ensanchó la calle por su parte central y se le dio el trazado actual, como pedía un poeta anónimo local: Para entrar a calle Tercia, El ensanche debe hacerse |