Blas Infante. La necesidad de viviendas para las clases más necesitadas de Pegalajar venía arrastrándose desde siglos atrás, pues gran parte de la población vivía en condiciones infrahumanas en las cuevas que circundaban la parte alta del pueblo, horadadas en las laderas de la Serrezuela. En 1951, más de doscientas familias vivían en estas cuevas, sin ninguna condición higiénica, otras doscientas habitaban en pequeñas y débiles edificaciones con una o dos habitaciones, sin espacio ni ventilación. Basándose en estas razones, el Ayuntamiento se acogió en este año al plan de la Diputación Provincial para la construcción de viviendas tipo Belén en la provincia, obras que comenzaron en 1956 en Pegalajar, en la zona limítrofe a la Plaza de los Toros. En su origen, a esta calle se le dio el nombre de Sebastián Jurado, en recuerdo de este guardia municipal que, en tiempos de la II República, cayó asesinado en el callejón del Horno de la Raja, en la calle Arco Villa. Fue el primer crimen político que tuvo lugar Pegalajar. Aún hoy día se conserva su nombre en la placa a los caídos que existe en la fachada lateral de la ermita de la Virgen de las Nieves. Con la llegada de la democracia, el nuevo ayuntamiento hizo que se cambiaran todos los nombres de las calles que recordaran la contienda civil. El de Sebastián Jurado fue uno de ellos. En su lugar, en el pleno municipal de 27 de marzo de 1980, se denominó a esta calle Blas Infante, en memoria del padre del nacionalismo andaluz (1885-1936), que fue uno de los máximos inspiradores, durante la II República, de la elaboración de un anteproyecto de estatuto para Andalucía y fue fusilado al comienzo de la guerra civil. Escribió "Ideal Andaluz", "Manifiesto Andalucista de Córdoba", "Ideario de la Nacionalidad", "La Dictadura Pedagógica", "Orígenes de lo flamenco y secreto del cante jondo", etc. |