4.4. Ermita de la Virgen Blanca.

             En el lugar de La Imora surgió una ermita para atender las necesidades espirituales de los lugareños, de la que ya existía constancia en el siglo XV. El elemento mariano, unido al agua, está presente en éste paraje acompañado de una geología peculiar. Ello ofreció un ambiente propicio para la leyenda. Cuentan que la imagen de la Virgen, de piedra blanca y de reducidas proporciones, fue encontrada en época medieval por un labrador mientras araba. El hecho milagroso llevó a los agricultores de los alrededores a levantar una ermita en el mismo lugar donde había aparecido la imagen. El cerro fue conocido desde entonces con el nombre de Peñas de Nuestra Señora.

             La ermita contaba también con una vivienda y su correspondiente capellanía y patronato, dotada de bienes temporales cuyas rentas contribuían a sus oficios espirituales y mantenimiento. Con el tiempo, a finales del siglo XVIII, las malas condiciones del edificio hicieron que la imagen de la Virgen Blanca se trasladase a una hornacina que se abrió en los muros de la cercana casería de La Imora, y durante la Guerra de la Independencia a la parroquia de La Magdalena; mientras que el edificio pasó a jurisdicción municipal, que en algunas ocasiones de epidemia aprovechó el mismo para hospital por su situación extramuros.

            La devoción a la Virgen Blanca recibió un nuevo impulso a mediados del siglo XIX. Su ermita volvió a repararse y la imagen fue llevada allí de nuevo. Se renovó la hermandad, que tenía entre otras la misión de velar para que desde el día de San Juan -24 de junio- a San Miguel -29 de septiembre- no faltase un capellán que celebrase misa los domingos y festivos, a fin de que los hortelanos no faltasen al cumplimiento del precepto dominical. Cada año esta hermandad, sin personalidad jurídica, elegía a dos hermanos mayores. El penúltimo domingo de septiembre, se celebraba misa, sermón y procesión, con la consiguiente fiesta.

            La Casería de La Imora y los terrenos de la ermita pasaron en 1931 a propiedad del notario Lázaro Lázaro Junquera (1883-1956), que tomó la ermita bajo su mecenazgo y realizó en ella importantes mejoras. A partir de entonces, fue cita de excursiones campestres de asociaciones como los Exploradores y los Estudiantes Católicos, y de diversos actos religiosos. La Guerra Civil acabó con la imagen de la Virgen Blanca y el edificio se deterioró. Tras el conflicto bélico el edificio se restauró, se compró una nueva imagen en Madrid y una copia de cedro que se custodiaría en la parroquia de Santa Isabel. En las dependencias de la ermita se instaló una escuela rural para la población del entorno, y su creó formalmente una cofradía de la Virgen Blanca. La primera romería organizada por la nueva cofradía se celebró el domingo 19 de septiembre de 1948.

            Hasta 1951 la ermita dependió de la parroquia de La Magdalena. A partir de esta fecha lo fue de la parroquia de Santa Isabel, y desde 1973 de la Santa Cruz, con cuya colaboración se realizaban los cultos anuales. Adquirió nuevo esplendor la ermita en 1975 con el impulso del hermano mayor Julio Aguilar Azañón, y la edificación de una nueva ermita sobre la antigua a cargo del arquitecto Luis Berges Roldán, vinculado al urbanismo giennense por vocación y por tradición familiar. Luis Berges Roldán realizó los estudios de arquitectura en Madrid y en 1967 ocupó la plaza de Arquitecto Municipal de Jaén. Es hombre humanista, que ha proyecto numerosas obras particulares y oficiales, en las que destaca la recuperación y rehabilitación monumental. Entre sus obras podemos citar la Escuela de Artes y Oficios (1966), la recuperación y ampliación del Museo Provincial (1969), el colegio de Santo Tomás (1970), la parroquia de San Eufrasio (1973), el Palacio Episcopal (1980), la recuperación de la parroquia de Santa María Magdalena, los Baños Árabes y Palacio de Villardompardo (premio Europa Nostra), el antiguo Casino Primitivo, El Convento de Santo Domingo y el Hospital San Juan de Dios.

            La ermita de la Virgen Blanca se bendijo en 1976. Consta de un atrio porticado, con portada de medio punto coronada por espadaña. La nave se cierra con ábside poligonal. En la actualidad la fiesta y procesión de la Virgen Blanca se continúa celebrando. Sin embargo, el crecimiento urbanístico ha transformado el entorno de La Imora, hoy muy diferente a aquel ambiente rural que motivó la presencia la ermita, cuya tradición continua a pesar de las transformaciones de los tiempos.

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