1.3. Ermita del Calvario.

 

            La ermita del Calvario se levantó al final del camino de las Cruces, situada en un altozano, donde también se culminaban las rogativas públicas contra las plagas del campo, como la langosta, y se realizaban los conjuros contra las mismas. El lugar de ubicación del conjuro solía estar cercano a la ciudad y donde más cómodamente pudiera divisarse el término. A él solía llevarse una cruz grande, que se clavaba en la tierra cuando lo mandaba el ritual, y allí debía quedar para siempre, divisando los campos. El conjuro tenía lugar tras haberse celebrado anteriormente dos misas en parroquias de la población, según se recoge en documentos referentes a la plaga de 1757; que dan cuenta del acto mágico-religioso en el que el pueblo, en procesión de rogativa, con la participación del Obispo Fray Benito Marín, se dirigía al sitio del Calvario, donde se celebraba una misa que concluía con los conjuros.

            La fábrica de la ermita es pequeña, rectangular (16 x 7,30 metros), con bóveda de cañón y amplio presbiterio cubierto con media naranja, separado de la nave por un arco con reja. En este espacio hay tres amplias capillas laterales, resaltando la media naranja en el centro, bajo la cúpula hay tres cruces de piedra, escenificación del Calvario. Es un edificio con dos cuerpos de piedra labrada, más alto el segundo que el primero, con una puerta amplia, de arco de medio punto, cerrada por una reja. Por la parte interior cubren los dos cuerpos, dos bóvedas esféricas rebajadas, el segundo dedicado a camarín. Su construcción debió realizarse en la segunda mitad del siglo XVIII, sobre alguna otra pequeña ermita anterior de mediados del siglo XVII, que se construiría a raíz de la fama de santidad que adquirió el lugar por las periódicas misas y exorcismos que se hacían allí contra las plagas del campo.

            En el interior, además de las cruces del presbiterio, resalta la imagen de un Crucificado de tamaño natural. Las tres cruces de piedra son las tres estaciones últimas del Vía crucis que escalonaba la ladera del monte. La ermita conserva una colección de ex-votos de pintura sobre plancha metálica, donde se representan escenas alusivas a curaciones y otros motivos, fechados entre 1821 y 1886. Con fecha 24 de abril de 1981 (B.O.E. nº 159, de 4 de julio), se le incoó expediente de declaración de Monumento Histórico-Artístico.

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