La vía romana Cástulo-Carthago Nova a su paso por La Cerradura.

Enrique Escobedo Molinos y Juan A. López Cordero.

(En Fiestas en Honor a Ntra Sra La Purísima Concepción. Del 6 al 9 de Septiembre de 2012, La Cerradura. Ayuntamiento, Pegalajar, 2012,  (En colaboración con Enrique Escobedo Molinos).

 

La organización del territorio del imperio romano tuvo como eje fundamental una importante red de comunicaciones. Unas vías de comunicación sólidas que comunicasen el vasto imperio, cuya paz debía basarse en una actividad económica fluida, con una importante función en el intercambio comercial entre los distintos territorios, más aún cuando tenemos constancia del importante crecimiento poblacional a principios de nuestra era, que culmina en nuestra zona con la colonización del siglo II que ha dejado multitud de villas distribuidas tanto por tierras de campiña como de sierra.

La organización provincial que en el año 27 a.C. acometió Augusto, dividió  la Hispania Ulterior en las provincias Lusitana y Bética; mientras que la Hispania Citerior pasó a denominarse provincia Tarraconense. Hacia los años 13-7 a.C. se modificaron los límites orientales de la Bética, que cedió a la Tarraconense un amplio territorio entre la cabecera del Guadalquivir y la costa de Almería. A partir de entonces, los límites entre la Tarroconense y la Bética en nuestra zona de estudio se establecieron en las cumbres del  Macizo de Mágina. El territorio se articulaba mediante una densa red urbana con poblaciones de distinta categoría (colonia, municipio, mansión…) y un tupido entramado de vías de comunicaciones.

El esquema provincial establecido en época de Augusto persistió hasta las reformas administrativas realizadas por Diocleciano a finales  del siglo III d.C.  Las anteriores provincias se subdividieron dando lugar a cinco: Tarraconensis, Gallaecia, Cartaginensis, Bética y Lusitania; pero no afectó a la frontera del macizo Mágina, límite entre la Bética y la Cartaginensis.

Los romanos articularon su imperio con vías de comunicación conocidas como calzadas, un modelo de comunicación que no fue superado hasta bien entrado el siglo XIX. Tuvo en principio un carácter militar, para poder movilizar grandes efectivos con rapidez. Pero también en el aspecto económico adquirió gran importancia, favoreciendo el comercio entre distinta regiones, además de movilidad demográfica  y difusión cultural.

Existían constructores especializados en vías de comunicación, y en ocasiones colaboraban las legiones. El proceso de construcción de una calzada tenía varias fases diferenciadas, que proporcionaba larga duración a los caminos, por lo que muchos tramos han llegado hasta nosotros. Se iniciaba con la deforestación del terreno, seguido de la explanación y delimitación de la anchura mediante bordillos paralelos, que formaban un espacio donde se colocaba piedra en bruto, formando una capa de cimentación sólida y resistente. Sobre ella se colocaba un relleno de grava, disminuyendo el tamaño del material conforme se iba ascendiendo hasta la capa más superficial. Después del relleno de cada capa de material, se procedía al apisonado de cada una de ellas. La capa final que cubría la calzada solía ser de gravas de pequeño tamaño  mezcladas con arenas y zahorras.

Cada 10 o 15 km había una estación de descanso,  mutatio, donde se podía cambiar de montura, en La Cerradura habría una de ellas, como casi siempre la ha habido a lo largo de la Historia. Cada tres mutationes había una mansio, separadas por unos 30 a 50 km., donde se podía pernoctar, además de descansar y cambiar los caballos. Una de ellas, en la vía Cástulo-Carthago Nova, era Viniolis (Huelma), que pertenecería al municipio de Vergilia (Arbuniel).

En época visigoda muchas vías de comunicación empiezan a desaparecer. Desde la crisis del Bajo Imperio romano, numerosas villas se habían abandonado; la inseguridad en el mundo rural se hace presente y la población se reúne en núcleos protegidos. La organización en provincias se debilitó y aparece una organización en torno a sedes metropolitanas a la cabeza de una red de sedes episcopales. El deterioro de muchas calzadas romanas las convierten en senderos, o bien quedan en desuso cuando se pierden puentes y pontones, que obligan a seguir otras rutas.

La cerradura de las sierras, que da nombre a la actual pedanía de la Cerradura, ha sido y es actualmente importante paso de comunicación  por la sierra Subbética, conectando el alto valle del río Guadalquivir con la zona granadina y almeriense. Por La Cerradura pasaba la vía que enlazaba Castulo ( cerca de Linares ) con Cathago Nova ( Cartagena ) a través del valle del Guadalbullón. Tras la desaparición del imperio romano, esta vía continuó ejerciendo su función comunicativa como sendero hasta que volvió a recuperarse como carretera a comienzos del siglo XX. El lugar de La Cerradura, como frontera que fue en la división administrativa romana entre las provincias Bética-Tarraconense y Bética-Cartaginense, posibilitó la ubicación de diversos miliarios romanos junto a la antigua vía de comunicación, a la altura de la actual aldea, donde en el año  2010 se inauguró el Centro de Interpretación de la Caminería, centro pionero por su temática, singular por uso público como parque y ubicación en un antiguo tramo de carretera, la N-323. Estos miliarios romanos[1] fueron conmemorativos a las sucesivas reformas que se hicieron en la misma durante los gobiernos de los emperadores Augusto, siglo I;[2] Adriano, siglo II; Crispo (siglo IV); Galerio y Maximino Daza (s. IV); y Constantino (s. IV).[3]

        La principal fuente literaria para el conocimiento de esta vía es  El itinerario de Antonino, que describe su paso por Agatucci (Iznalloz), Viniolis (     Huelma) y Mentesa Bastia (La Guardia). Las distancias del itinerario varían de un códice a otro lo que induce a establecer diversas hipótesis sobre errores en las transcripciones. El conocimiento de las distancias en las diferentes etapas es fundamental para la ubicación de la toponimia. La vía desde Cástulo, cerca de Mentesa Bastia (La Guardia), cruzaría el río Guadalbullón y seguiría en dirección hacia La Cerradura, por la margen  derecha del río.

Entre Mentesa Bastia y Acci, el itinerario de Antonino menciona las mansiones Viniolis y Agatucci. Existen notables discrepancias entre los diversos autores sobre la localización de estas dos mansiones y por lo tanto  sobre el trazado de la vía romana entre ellas, M. Góngora y E. Saavedra[4] identifican Viniolis con Arbuniel y Agatucci con Iznalloz, Hübner identifica Viniolis con Campillo de Arenas y A. Blázquez situa Viniolis dentro del término de Cambil sin especificar el lugar proponiendo un trazado para la vía coincidente con el que hemos localizado. Los restos romanos que aparecen en la zona de Arbuniel[5]  inducen a identificarlo con el municipio de Vergilia, Así como los restos romanos localizados en Huelma, restos de un acueducto, algunas incripciones y la coincidencia con las distancias fijadas en el itinerario de Antonino inducen a identificar esta localidad con la mansión de  Viniolis.

Por la ubicación de los miliarios, El trazado, las pendientes y la anchura de algunos tramos del antiguo camino de Cambil, en la subida del Molejón, taludes y relleno de piedras, podemos deducir el trazado de la vía romana por el entorno de La Cerradura (términos de Pegalajar y Cambil). La confirmación debería hacerse con una trabajo de campo, especialmente en aquellos puntos donde la vía presenta mejor conservación y un depósito de tierra arcillosa consecuencia de sedimentación natural, que permite conservar mejor elementos constructivos inferiores, como la grava y la piedra caliza, evidente en otros tramos de esta vía en los que la erosión los ha puesto al descubierto.

La antigua vía romana coincide en gran parte con el antiguo camino de herradura que desde La Cerradura llevaba a Cambil, como se puede apreciar en el primer plano 1:50.000 de 1907, Instituto Geográfico Nacional.

 

Mapa 1:50.000 del I.G.N. 1907. En él se puede apreciar el antiguo camino de herradura de La Cerradura a Cambil y el trazado de la vía romana, casi coincidentes.

 

Sin duda, el trazado de la vía romana influyo notablemente en el trazado  de la carretera que desde el río Guadalbullón llevaba a Cambil y Huelma, construida a principios del siglo XX, tras desechar diferentes proyectos que presentaban una crecidas pendientes. En 1905 se aprobó el primer tramo de la carretera de Venta de las Palomas a Diezma (N-324)[6]; en 1921, se aprobaron los tramos 2º y 3º de dicha carretera[7], que cubría el trayecto del puente de Cambil en el río Guadalbullón a Cambil. Correspondía el trazado de la nueva carretera  al proyecto realizado en 1891 por el ingeniero Prudencio de Guadalfajara, que incluía memoria, mediciones, presupuesto y planos, tanto de la carretera, como del puente a construir sobre el río Guadalbullón[8]. Este trazado se corresponde con el primer trazado de la N-324, al menos desde su origen en la carretera de Granada, hasta el puerto del Almatriche (un kilómetro antes de llegar a Cambil). En la memoria del proyecto dice textualmente: No es esta la primera vez que el personal de Obras Publicas de la provincia se dedica a proyectar la carretera de Venta de las Palomas a Diezma, pues en un intervalo de 34 años se ha intentado repetidas veces tanto por el citado personal, como el que por iguales fines tiene la Dirección Provincial, sin que nunca se lograse concluir el trabajo por no ser admisibles las pendientes del 9 por 100 y por los radios de ocho metros que hubo que adoptar dadas las dificultades que ofrece el terreno en que el trazado ha de desarrollarse. Hoy se han vencido afortunadamente estas y al presentar mi proyecto que consideramos muy aceptable, el ingeniero encargado de su redacción confía ingenuamente que si ha logrado una solución buena, lo debe a la circunstancia de haber sido el ultimo que ha tomado dados de campo, lo que ha permitido desechar trabajos anteriores y simplificar  el suyo no intentando volver sobre trazas ya tanteadas. El ingeniero Prudencio Guadalfajara lo solucionó, porque adaptó la carretera al trazado de la antigua vía romana.

 

Mapa 1:50.000 del I.G.N. actual. En él se puede apreciar el trazado de la vía romana, y la antigua y nueva carreteras de Cambil.

 

Trazado de la antigua vía romana en sus subida al cerro Molejón.

 

Trazado de la antigua vía romana en sus subida al cerro Molejón en comparación con la carretera actual.

 


[1] El grupo de miliarios fue descubierto en 1966 por Enrique Escobedo Molinos cuando el desprendimiento casual de una terrera en la margen del rio los dejó al descubierto. Éstos fueron estudiados por SILLIÈRES, P. "Un grupo de cuatro miliarios en la Cerradura". Boletín del Instituto de Estudios Giennenses, núm. 90, Jaén: 1976, p.55 ss.

[2] Este miliario apareció en el término de La Guardia, pero probablemente correspondiera al conjunto de miliarios de La Cerradura. Las crecidas del río Guadalbullón le llevarían aguas más abajo, hasta el término de La Guardia.

[3] JIMÉNEZ COBO, Martín. "Las inscripciones romanas de Mentesa Bastia" Sumuntán. Revista de Estudios sobre Sierra Mágina, núm. 20. Carchelejo: CISMA, 2004, p. 117-144.

[4] GÓNGORA MARTÍNEZ, M. Viaje literario por las provincias de Jaén y Granada. Ms. De la Real Academia de la Historia, leg. 9-5359, fols.

[5] FITA, F. "Vergilia, ciudad bastetana en Arbuniel de Cambil". Boletín de la Real Academia de la Historia LXV, 1914, p. 577-581; GONZÁLEZ, C. "Inscripciones romanas de la provincia de Jaén", Florentina Iliberritana 7, 1996, p. 369-379; DÍAZ, Mª C. "La Vergilia romana a través de sus fuentes". Sumuntán, núm. 8, 1997, p. 237-249.

[6] A.H.P.J. L. 3778/7.

[7] A.H.P.J. L. 3778/10.

[8] A.H.P.J. L. 32210. Proyecto de carretera de Venta de las Palomas a Diezma, año 1891.

 

 

 

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