3.3. La epidemia de cólera de 1885.

 

            La última gran epidemia de cólera que se dio en Jaén, la de 1885 llegó precedida por otros fenómenos catastróficos, terremotos y lluvias torrenciales, creándose así un ambiente suficiente preocupante que tendría su cumbre con la gran aflicción que produjo el cólera. Desde el Levante se introdujo en Granada, de donde llegó a la provincia de Jaén, y en el mes de julio ya estaban invadidas las poblaciones de Villacarrillo, Torreperogil, Cazorla, Baeza y otras.

            Esta epidemia afectó en la provincia de Jaén a más de 5.000 personas, de las que fallecieron más del cincuenta por ciento. Volvieron a repetirse las escenas de miedo y las rogativas a las imágenes más simbólicas de las poblaciones afectas -en Jaén Nuestro Padre Jesús y la Virgen de la Capilla-, que solían acompañarse con cánticos específicos relacionados con el cólera([1]). A esta propagación contribuía el caótico estado sanitario de las poblaciones. En la capital había estercoleros a escasa distancia de la población, en las huertas, e incluso dentro de ella. Y, aunque el Gobernador Civil, José López Guijarro, adoptó algunas medidas para su limpieza, como la retirada de los cerdos de la ciudad y la limpieza de las calles, los focos de infección eran difíciles de extirpar.

            El Santo Rostro fue expuesto los días 10, 11 y 12 de  agosto con el mismo fin, triduo solemne de rogativas que terminó en procesión y misa de comunión. Aunque el primer caso se registró en la capital el 13 de agosto, durante un mes antes se dan fallecimientos que tienen como causa enterocolitis, diagnóstico que puede interpretarse como un eufemismo para referirse al cólera cuando no se quiere declarar la enfermedad.

            En Jaén, como en las epidemias coléricas anteriores, volvieron a surgir divergencias entre la experiencia popular que llevaba a la creación de cordones sanitarios y las órdenes gubernativas en contra, así como la limpieza de estercoleros y otras medidas higiénicas en la ciudad, como la fumigación de los viajeros, para lo cual eran llevados a lugares destinados a tal fin. Así como la instalación de hospital de coléricos, la subvención por las ropas y enseres que se quemaban, etc.

            A finales de octubre se registró la última defunción por cólera y el 16 de noviembre se dio por terminada la epidemia en la ciudad de Jaén, con el clásico Te Deum y acciones de gracias, y una fiesta a Nuestro Padre Jesús y a la Virgen de la Capilla, que habían permanecido durante la epidemia en el templo metropolitano, llevándose en procesión a sus respectivas iglesias. El total de víctimas mortales en la capital fue de 611, similar al de la epidemia de 1854-1855, pero menor porcentualmente; de todas formas mucho más elevado que el del conjunto nacional([2]).



([1]) Amezcua Martínez, Manuel: "La Virgen de la Capilla y el cólera en Jaén". En Jaén tu ciudad. Boletín Informativo Municipal, n. 0 (mayo-1989), pág. 24.

([2])  Carreras Velasco, A. "Las tres grandes..., pág. 204-206; y "La última epidemia de cólera en el Jaén finisecular (1885). Códice, n1 10 (1996). Asociación de Amigos del Archivo Histórico Diocesano de Jaén, pág. 7-18.

 

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