1.5. La peste en el siglo XVII 

 

1.5.1. La peste en Jaén 1601-1602.

 

            En 1601 se tenían noticias de su extensión por Andalucía. En la villa de Arjona, en abril de 1601, estaban establecidas las clásicas medidas preventivas frente al contagio, tan estrictas que no respetaban jerarquía ni clase social alguna, como ocurrió con unos religiosos -un clérigo y dos frailes Benitos-, cuando con sus criados y unos vecinos llegaron a la villa. Los guardas le prohibieron la entrada pese a estar "buenos y sanos", dejándoles en cuarentena treinta días en Santiago del Villar, a una legua de allí. El incremento de la epidemia llevó al cabildo municipal meses después -enero de 1602- a incrementar las medidas de precaución, además de buscar el refuerzo de los auxilios espirituales tan corrientes en todo tipo de calamidades. Se realizó una procesión general de rogativas, sacando a San Roque, San Sebastián y Nuestra Señora del Alcázar, patrona de la villa, así como la realización de una misa a San Sebastián, que también tenía allí su ermita. Como en el siglo pasado y para evitar su propagación, se prohibió la participación en la romería de la Virgen de la Cabeza([1]).

            En la ciudad de Jaén, desde julio de 1601, se sabía ya de muertos por esta causa en Villardompardo, adoptándose medidas de vigilancia que se incrementaron en septiembre y noviembre, cuando llegó la noticia de que Córdoba sufría la terrible enfermedad. Se cerraron las puertas y se estableció un férreo control sobre personas y mercancías; llegándose en febrero de 1602 a la prohibición de entrada de telas, aunque procediesen de lugares no afectados por la peste.

            A comienzos de abril, la epidemia llegó a Jaén. Se decía que su origen fue en la calle Vera Cruz, donde habían muerto en poco tiempo 13 personas, y desde donde se extendió a los barrios de la ciudad. La ermita de San Nicasio -patrón de la peste-, situada a extramuros de la ciudad, se convirtió en hospital de infectados. Lugar de muerte a donde no querían ir los afectados, por lo que el corregidor amenazaba a los médicos que no declarasen los enfermos con graves penas. La dirección contra la epidemia estaba a cargo del famoso médico Alonso de Freylas.

            La epidemia fue en aumento, extendiéndose durante el mes de marzo por toda la ciudad. El improvisado hospital de coléricos quedó pequeño, por lo que hubo que incorporar a tal menester unas casas ubicadas cerca de la Salobreja, también extramuros de la ciudad. A mediados de abril, la enfermedad parecía controlada. Habían muerto algo más de 50 personas y aún existían enfermos, por lo que el cabildo se negó a declarar la ciudad sana pese a las presiones de algunos caballeros veinticuatro, que veían perjudicado el comercio. Mientras tanto, los últimos enfermos eran trasladados a la ermita de la Virgen de la Cabeza.

            En abril fue cerrado el hospital y declarada la ciudad libre de peste. Acuerdo precipitado, como solía ocurrir en todas las epidemias por el afán de liberar a la ciudad del aislamiento, pues dos meses después los contagios aumentaron. A fines de julio, en el Hospital de la Misericordia se contaban 114 infectados de peste, disminuyendo la enfermedad en septiembre, tras el verano([2]).

 


([1]) Martínez Campos, B.: "Arjona... pág. 2079-2082. Envía a las actas del cabildo 27-abril-1601 y 23-enero-1602.

([2]) Coronas Tejada, Luis. Jaén..., pág. 99-102.

 

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