Claustro Poético

Boletín virtual de poesía, edición trimestral. Nº 11. Invierno-2008

Asociación Cultural Claustro Poético

 

Director: Juan Carlos García-Ojeda Lombardo

Coordinadores: Fernando R. Ortega Vallejo y Juan Antonio López Cordero

D.L. J-309-2005

ISSN 1699-6151

CONSEJO DE REDACCIÓN

Poemas

Oliva

Otoño en Mágina

¿Miento quizás?

Mi ciudad invisible

Si pudiera

En este día de Junio

Noche de purpurina

Desearía

Tugurio

Poemandote

Sábana

Premonición

Mujer del espanto

El gran filósofo

Tengo las manos presas

Reloj de arena

El perfume

Amor

Cerca de tu corazón

Ocaso

Diez Haikus para el Invierno

Metanoia

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Colaboraciones

Don Benito

Romance de Guzmán el bueno


Noticias

III Certamen Poético Internacional

III Premio de Poesía Paloma Navarro

6º Certamen Internacional de Poesía


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El gran filósofo*


 Hace muchos años que la placita Italia, de uno de los barrios más antiguos de la ciudad

de Birrizuela, se  sentía acompañada por un grupo de ancianos, que todas las tardecitas

se reunían para conversar y alimentar a las  palomas del lugar..

Todos ellos, dignos personajes de haber sido llevados a la pantalla del cine

Pero solo uno, se destacó  por su verborragia y sus planteamientos que le  mereciera

por ello, el apodo de “El Gran Filósofo” de los últimos tiempos.

Cabeza de Nube, (como lo había apodado yo ) pronto cumpliría los noventa y tres años.

Una claridad de luz interior, alumbraba sus pensamientos,

Conversaba, es cierto y mucho cuando la ocasión lo permitía sin embargo, su voz

pausada y su conversación  llena de riquezas,  impedían ser interrumpidas , ni nadie

tenía la más mínima intención de hacerlo.

Pero también lo he visto hundirse en prolongados silencios.

Rodeado de palomas, que comían desde sus manos gastadas, su mirada intensa del color

del Mediterráneo se perdía entre el follaje de los árboles y el cristal de sus ojos

húmedos, nos mostraba la nostálgica lluvia de su alma.

Entonces, era cuando “el gran filósofo” se perdía en los laberintos del recuerdo y su

presencia tan estática y  distante, parecía convertirlo en estatua de piedra..

Murió una  tardecita (a la hora que el sol se estaba yendo)   sobre uno de los  bancos, de

aquella memorable plaza Italia.

El silencio quebró la tarde, y sus palabras retumbaban en mi cabeza como máximas o

perlas de gran valor que atesoré en aquel momento.

Mi último adiós, se lo balbuceé desde la vereda de enfrente, con lágrimas en los ojos

Mi mano levantada en el aire, lo saludaba con timidez y gran tristeza.

Me quedé un largo tiempo aguardando que lo vinieran a buscar y desde su cuerpo inerte,

las palomas surgían como un nido de sueños dormidos, que alcanzaban a elevarse con el

batir de alas.

Y el revoloteo de palomas, formaron un cortejo de pañuelo blancos, también para

despedirlo.

Después de mucho tiempo, en donde la vida me llevó por distintos lugares del mundo 

(Por mi profesión ) realizando conferencias sobre filosofía..Volví a mi país, a mi ciudad, a mi gente

y respiré gozoso el aire de aquella plaza Italia

Sentado en el mismo banco, en  donde  se durmiera para siempre  “el gran filósofo”,

regresaron las palomas posándose sobre mi cuerpo, como queriéndome arrebatar alguno 

de mis sueños.

                     *Laura Elena Bermúdez de Tesolín

 

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