Villa (de la).
Se extiende entre la calles Carril Alto y Arco de la Villa, atravesando de Norte a Sur el alcázar del castillo, que ocupaba la parte más alta del cerro de la Peñuela. Presenta una elevada pendiente, teniendo que ser suplida en algunos sitios por escalones, por lo que no puede ser transitable en todo su recorrido por vehículos. Data de la segunda mitad del siglo XIX, pues anteriormente el alcázar había sido propiedad particular -a mediados del siglo XIX pertenecía a Pedro del Prado-. Pronto debío pasar a propiedad municipal, fue vendido en parcelas edificables este terreno y nació la calle. Los edificios que en ella se levantaron eran casi todos de dos pisos, no tanto por la clase social de los propietarios como de la altitud de la zona y los fuertes vientos que la azotan.
Aún se pueden observar los restos del recinto murado, aunque bastante deteriorados. Cerca de su unión con la calle Carril, atraviesa la puerta Norte de dicho alcázar, flanqueada por dos torres circulares, que actualmente forman parte de la viviendas circundantes. Al pasar ésta, la calle se bifurca. En su prolongación a la izquierda sigue con gran desnivel hasta la puerta Sur del alcázar, flanqueada en esta zona por dos torres cuadradas, para enlazar a través de escalones con la calle Arco de la Villa, cerca del Arco de la Encarnación; encontrándose antes otro tramo de casas aislado, cuyo patio posterior linda con las murallas del alcázar. En su prolongación hacia la derecha, la calle es más corta, finalizando al llegar a la fuerte torre cuadrada que fue utilizada como campanario de la Iglesia en el siglo XVI.
Las referencias a este castillo son frecuentes en época medieval. La Primera Crónica General nos dice que fue tomado por Fernando III por primera vez en el verano de 1225, pernoctando en él durante tres noches, y por segunda vez en el invierno de 1244. En la Crónica del Condestable Iranzo son más frecuentes las citas a Pegalajar como fortaleza de frontera frente a las incursiones granadinas. En él estuvo refugiado el Comendador Juan de Pareja, rebelde al Condestable, que tuvo que soportar un cerco de este último entre abril y mayo de 1469, hasta que la llegada del rey Enrique IV puso paz en este conflicto, rey que también pernoctó en este castillo. Aún quedan en su parte más elevada los restos de un aljibe tallado en la roca, al cual hace referencia dicha crónica.
Tanto torres como murallas, hoy forman parte de viviendas particulares, realizándose en ellas una lenta pero inexorable degradación. Su nombre de villa es muy significativo, al ser esta zona el origen del pueblo. Pero, pese a su histórico nombre, hoy día la calle presenta una lamentable visión de casas y lienzos de muralla de piedra semiderruidos.