MAPA DEL TÉRMINO DE PEGALAJAR EN 1559

Juan Antonio López Cordero

 

(Publicado en Boletín del Instituto de Estudios Giennenses, núm. 170. Diputación Provincial. Jaén, 1998, p. 433-442.)

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         Este mapa se encuentra en el Archivo General de Simancas, —Expedientes de Hacienda, legajo 356, M.P. y D.-XLVIII-98— entre una voluminosa documentación referente al proceso segregacionista de la villa de Pegalajar respecto a la ciudad de Jaén. De autor anónimo, es un dibujo con aguada realizado en 1559.

            Los motivos de la realización del Mapa están en un proceso generalizado que tiene lugar en el siglo XVI. Las necesidades monetarias de la Corona van a ser determinantes en las ventas de jurisdicciones o de lugares, además de la presión fiscal, que estaba mediatizada por la institución concejil o ayuntamiento, responsable de la recaudación. Por lo general, en los pueblos pequeños, el procedimiento de recaudación consistía en la notificación de determinado cupo y el ayuntamiento gozaba de autonomía para repartir la cantidad exigida, que podía proceder de sus propios recursos (ingresos de propios y arbitrios concejiles) o bien mediante derramas o repartimientos entre los vecinos sin tener en cuenta las diferencias de fortuna.

            En la segunda mitad del siglo XVI las exigencias fiscales de la Corona aumentaron notablemente, por lo que se produjo un aumento de la fiscalidad sobre el medio rural, especialmente en las tercias y alcabalas y, ya a final de siglo, el servicio de millones, además de otros impuestos.

            Las necesidades hacendísticas de la Corona llevaron también a buscar nuevas fuentes de financiación, y en el patrimonio colectivo de los pueblos encontraron una fuente de ingresos importante. Las medidas adoptadas sobre este patrimonio fueron varias. Una de ellas era el arrendamiento de estos bienes, eliminando su carácter gratuito, lo que implicaba la roturación de tierras de pastos y la deforestación. Otras medidas eran la utilización de los fondos del pósito, el establecimiento de sisas especiales sobre los artículos de consumo, la venta de tierras baldías, etc. A veces, los mismos ayuntamientos tomaban créditos para atender sus obligaciones fiscales a cambio de censos que hipotecaban el patrimonio colectivo, lo que no fue suficiente para paliar la creciente presión fiscal sobre los habitantes del mundo rural.

            Un elemento más de este proceso recaudatorio de la Corona es la venta de jurisdicciones o de lugares, que produjo gran angustia en el mundo rural. El temor a depender jurisdiccionalmente de un señor ante la venta de un lugar por parte de la Hacienda, con frecuencia llevó a los vecinos de lugares de realengo a evitarlo apresuradamente. El proceso era reunir el dinero convenido con la Hacienda Real, normalmente a crédito, para pagar en los plazos estipulados, adelantándose así a un posible comprador.

            Algo semejante ocurrió con algunos lugares del amplio término de la ciudad de Jaén, que no sólo evitaron que éstos pasasen a jurisdicción señorial, sino que, como lugares realengos, se eximieron de la dependencia jurisdiccional de la ciudad, por lo que el siglo XVI supuso para la ciudad la pérdida de gran parte de su término municipal, tal como ocurrió con la villa de Pegalajar.

            En este contexto de venta de lugares e independencia jurídica hay que incluir el Mapa del término de Pegalajar en 1559, parte del voluminoso expediente que también recoge el amojonamiento realizado por el juez Álvaro de Paz en 1559, la relación individualizada de los vecinos en aquella época, y toda una serie de hechos que tuvieron lugar a raíz de la exención de Jaén y pusieron en peligro la recién conseguida libertad. A través de estos hechos sobre la dificultosa libertad de Pegalajar, también se dan a conocer diferentes aspectos geográficos,  económicos y sociales sobre el Pegalajar del siglo XVI, hasta ahora no estudiados.

            El Mapa tiene una notable importancia histórica por ser la primera y única representación gráfica del término de Pegalajar durante siglos. Es más, hasta hora no se conoce representación gráfica completa del término de ninguna otra población de la provincia en el siglo XVI.

            El anónimo autor del dibujo demuestra un gran conocimiento de la geografía pegalajeña y, aunque su objetivo principal es plasmar los mojones que delimitan el término, no olvida otros aspectos geográficos, tanto del interior como de la periferia, sumamente interesantes. Probablemente, el autor fue uno de los acompañantes del juez Álvaro de Paz en el deslinde que, por el tipo de letra, podría el escribano Cristóbal de San Román.

            El dibujo representa el término de Pegalajar en dirección Norte-Sur, aunque el punto de observación del autor aparece en el mapa representado en el Este, en la zona del Entredicho, por lo que no figuran representados algunos de los mojones que no se observan desde este lugar. Los mojones que circundan el término están expresamente representados. Aparecen también las poblaciones limítrofes: Cambil, Torres, La Mancha, La Guardia y Jaén, además de la de Pegalajar. Muchos de los puntos señalados tienen escrita la denominación de la época, que en la mayoría de los casos equivalen a las denominaciones actuales. Éstos son los siguientes:

 

- Calabaceros. Situado al Sur del término. Es el mojón más alejado del núcleo urbano y por el que empezó su periplo amojonador el juez Álvaro de Paz. Allí confluían los términos de Jaén, Cambil y Pegalajar; y actualmente los de Jaén, Cárcheles y Campillo de Arenas. Todavía pervive esta toponimia, aunque oficialmente el lugar es conocido como los Tres Mancebos.

 

- Torre de la Estrella. Mojón situado en el límite con Cárcheles. Aún podían apreciarse las ruinas de esta torre a medidos del XIX. Hoy día está totalmente demolida. Era una torre de control y vigilancia del valle del Guadalbullón que formaba parte de una línea de torres de señales que atravesaba el valle en dirección Norte-Sur. Es citada ya en el siglo XIV, en el Libro de la Montería de Alfonso XI, al hacer referencia a los importantes cazaderos de osos de la comarca de Jaén: 

 

  "Entre Iahen e Martos ay estos Montes...

La Ladera de la sierra del Campanario, que es de yuso de la Torre del Estrella, e la Foz de Quadras[1] es todo vn monte, e es bueno de Osso en inuierno, e son las bozerías, la vna desde la Cañada del Robredo fasta la Torre del Estrella, fasta el camino del Aluerquiella el camino ayuso fasta el Collado del Aluerquiella, e que este renueuo de canes en el Lomo de la Carraca[2]. E es el armada en el Collado del Aluerquiella"[3].

 

Otras referencias, ya en el siglo XV, hacen mención a la cañada que se extiende a sus pies, dentro del término de Pegalajar, la cañada del Puerto[4], conocido también como puerto de la Torre de la Estrella por ubicarse allí una antigua torre de vigilancia. Era junto al puerto de Cambil un lugar de paso por el que transitaban los "almayales" y mercaderes en su comercio entre los reinos de Castilla y Granada. En el siglo XV, este puerto había venido a menos en cuanto al tránsito comercial y había dejado de utilizarse como lugar de recaudación de aranceles. Anteriormente se situaban los arrendadores de este impuesto "en la enzina que es fondón del puerto de la Torre de la Estrella". Por el contrario, el puerto de Cambil —que identificamos con el actual del Carretón, situado como el anterior en el término de Pegalajar—, era el usado por los mercaderes, recaudándose los derechos en el Cuchillejo[5].

 

- Atalaya del Palo. Mojón situado en el cerro conocido actualmente como la Atalaya, límite con Cambil. Esta toponimia nos la encontramos por primera vez también en el Libro de la Montería de Alfonso XI, que dice así:

 

            El Monte de Bercho es bueno de Osso e de Puerco en inuierno, e son las bozerías, la vna desde la Senda Datariant[6] fasta la Texeda, e la otra fasta la Senda del Palo, e la otra desde la Atalaya del Palo fasta las Cordilleras del Bercho. E es el armada en Vazia Talegas"[7].

 

- Puerto de Villanueva. Mojón situado con el puerto conocido hoy día con el mismo nombre, límite con Cambil. Era atravesado por el camino, en el pasado conocido como Senda del Palo, que comunicaba Cambil con las villas de Mancha Real y Torres a través del término de Pegalajar. El Libro de la Montería vuelve a recoger esta toponimia como monte:

 

            El Monte de Villanueua es buen monte de Osso e de Puerco en inuierno, e es la bozería desde la Senda Ytiellos[8], fasta la Boca del Almahanaca. E son las armadas, la vna en el Villar de Lopera, e la otra a los Barrancos de Frontín[9].

 

- Puerto Tarafe. Mojón, límite con Cambil, que alude a un paraje cuyo nombre ha evolucionado y hoy día se conoce como Torrafe o Tarrafe.

 

- Buitreras.- Mojón en el que también confluían, como en la actualidad, el término de Pegalajar con el de Cambil. Esta toponimia se ha perdido, aunque la ubicación es fácilmente reconocible por constituir un punto intermedio entre los mojones de Puerto Tarafe y del Almadén, siguiendo la cresta de la sierra que hace de delimitación. El lugar correspondía a unas peñas bajo las que se encontraba la fuente del Buitre, conocida actualmente como fuente del Pájaro o del Desplumadero.

 

- Almadén.- Pico de 2.032 metros de altitud, sobre el que en 1559 se encontraba un mojón de cal y canto con una cruz. Servía de delimitación a los términos de Cambil, Torres y Pegalajar. En las zonas elevadas existían pozos de nieve, explotada desde siglos por los vecinos de los pueblos colindantes para diversos usos en la medicina y gastronomía.

 

- Entredicho.- Paraje a los pies del Almadén que, como su nombre indica, estaba en entredicho entre Torres y la ciudad de Jaén. Tras la independencia jurídica de Pegalajar, la villa heredará el litigio. De ahí que figure en el mapa especialmente reseñado. Aún pervive en la toponimia con este nombre, o como "Entraícho".

 

- Texera.- Este nombre corresponde al paraje situado junto al Entredicho, al lugar que forma la cuenca del barranco de este nombre, que ya parece citado en el Libro de la Montería del siglo XIV como la Texeda, párrafo que más arriba hemos comentado al hablar de la Atalaya del Palo. El lugar hace clara alusión al "tejo", un árbol muy apreciado por su madera y, por lo tanto, perseguido. Aún perviven algunos ejemplares en las partes más inaccesibles del Almadén.

 

- Mata del Ahumada.- Recoge el nombre del paraje actualmente conocido como Mojón Blanco, que hace de límite entre los términos de Torres, Mancha Real y Pegalajar.

- Puerto de Letraña.- Puerto que comunicaba Pegalajar con Letraña, cortijo situado en las proximidades de La Mancha. Corresponde actualmente al puerto por el cruza la carretera local de Pegalajar a Mancha Real, entre el cerro de la Artesilla y la Serrezuela de Pegalajar.

 

- Mojón de Letraña.- Mojón situado junto al camino del puerto de este nombre. En él confluían los términos de los concejos de La Mancha, Jaén y Pegalajar. Actualmente lo hacen Mancha Real, La Guardia y Pegalajar.

 

- Término de Jaén.- El término de Jaén conectaba con el Norte del término de Pegalajar entre el mojón del Puerto de Letraña y el primero de La Guardia. Actualmente Jaén no es limítrofe con Pegalajar en esta zona.

            Esta leyenda aparece por segunda vez en el dibujo indicando el terreno limítrofe del Suroeste del término, donde aún hoy día sigue la línea divisoria entre Pegalajar y Jaén.

 

- Mojón del Campo de La Guardia.- El Mojón estaba situado junto al Campo de La Guardia, término de esta villa, que aún hoy mantiene su denominación. Como terreno roturado, contrastaba en esta época con el limítrofe terreno de Pegalajar, que era dehesa.

 

- Pinarejo.- También pervive hoy esta toponimia en referencia al paraje situado al Noroeste del término de Pegalajar, limítrofe con el de Jaén, lugar por entonces poblado de pinos.

 

- Mojones nuevos.- Se refiere a los mojones de nueva construcción, entre el Campo de La Guardia y Calabaceros, que mandó edificar el Juez Álvaro de Paz con el fin de separar los términos de Pegalajar y la ciudad de Jaén.

 

            Además de las leyendas que ilustran los límites del término de la villa de Pegalajar y las referencias a las poblaciones limítrofes, el dibujo aporta otros datos de sumo interés para conocer el paisaje pegalajeño de mediados del siglo XVI. El río Guadalbullón, que atraviesa el término de Sureste a Noroeste, está perfectamente dibujado en su trazo.

            A los pies del núcleo urbano de Pegalajar, se encuentran las principales y casi únicas tierras de cultivo de la época, representadas dentro de su término. Se trata de las parcelas de huerta, que desde época árabe se extendían a los pies del castillo de las Peñuelas, casi hasta el Guadalbullón. La huerta era regada con las aguas de la Fuente Vieja —hoy Fuente de la Reja—, que eran embalsadas en un estanque —la actual Charca—, desde donde se distribuían por los numerosos bancales a través de caces, acequias e hijuelas, que aprovechaban cada palmo del accidentado terreno. En el dibujo, estas parcelas de huerta muestran también un abundante arbolado, que correspondía a olivos y frutales. La Huerta de Pegalajar constituía una colosal obra de ingeniería para la época en un paisaje singular.

            Junto las tierras regadas con la Fuente Vieja, era explotada como cultivo otra estrecha zona situada en algunos márgenes del Guadalbullón. La fertilidad de estas tierras de regadío, junto con los pastos de sus sierras, bastó para abastecer a la pequeña población durante los tiempos pasados, mas el fuerte crecimiento poblacional que se experimenta en este siglo XVI va a obligar a una progresiva roturación de tierras incultas.

            El resto del paisaje representado en el dibujo corresponde a tierras sin cultivo y algún que otro arbolado propio de zonas de monte. En esta época la Corona concede autorización para romper tierras en las dehesas de Almoroche y Bercho, en la primera hasta tres mil fanegas y en la segunda hasta mil; y consideraba que quedaría suficiente tierra adehesada para los ganados. La dehesa de Almoroche estaba situada más allá del río Guadalbullón, en su margen izquierda, mientras que la de Bercho estaba situada al Este del término de la villa.

            Otro importante dato que nos muestra el dibujo son las principales vías de comunicación de la población a través del término. Así vemos perfectamente representado el camino de Pegalajar a La Mancha a través del puerto de Letraña y la ubicación de un mojón a la izquierda del camino. Se puede observar además la comunicación con la villa de Torres a través del Puerto de la Torre del Moral.

            En cuanto a la villa de Cambil, el camino aparece también dibujado. Parte de él es vía pecuaria, conocido actualmente como Camino Real o de los Cotillos, el cual deja a su derecha la Huerta de Pegalajar, tal y cómo representa el dibujo, alcanza las proximidades del río y, sin cruzarlo, sube la sierra para llegar a Cambil a través del Puerto del Carretón.

            El camino entre Pegalajar y La Guardia dentro del término de Pegalajar aún es denominado como Camino de Jaén, por haber sido utilizado durante siglos también para ir a la ciudad. En su trayecto atravesaba el río. Incluso se señala, ya fuera del término de Pegalajar, otro camino que a través del Puerto de Letraña y bordeando la Serrezuela conducía a La Guardia; junto con la bifurcación de un ramal de este camino que se apartaba de la Serrezuela para dirigirse a La Guardia y Jaén, cruzando el río.

 


[1]Aparece con el nombre de Foz de Quadros en el estudio y edición del Libro de la Montería de María Isabel Montoya Ramírez, editado por Universidad de Granada.

[2]Armada de la Carruca en el estudio y edición de María Isabel Montoya Ramírez.

[3]Argote de Molina, Gonzalo: Libro de la Montería que mandó escribir el muy alto y muy poderoso Rey Don Alonso de Castilla y de León, último de este nombre. Acrecentado por... Sevilla, 1582, pp. 83‑84.

[4]También conocida hoy día como cañada de los Moros.

[5]El nombre de Cuchillejo aún continúa en la toponimia local de Pegalajar, designándose así al paraje situado a los pies del puerto Seslín o del Carretón.

[6]Senda d' Atariate en el estudio y edición de María Isabel Montoya Ramírez.

[7]Argote de Molina, Gonzalo. Libro de la Montería ..., p. 84.

[8]Sienda de Pitiellos en el estudio y edición de María Isabel Montoya Ramírez.

[9]Argote de Molina, Gonzalo. Libro de la Montería ..., p. 84.

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