LOS CASTILLOS DE SIERRA MÁGINA

Juan A. López Cordero y Jorge González Cano

 

(Publicado en Itinerario didáctico multidisciplinar en la comarca de Sierra Mágina. Centro de Profesorado Luisa Revuelta. Córdoba, 2002, pp. 95-112.)

 

 

1. Introducción

 

Una de las señas de identidad de Sierra Mágina son sus castillos, recuerdo de un pasado en el que la inseguridad reinante y la frontera dejaron su huella en una prolífica arquitectura militar que convierten a la comarca en una tierra encastillada.

Pero en Sierra Mágina no destacan sólo sus castillos, sino también su paisaje singular, con una variedad altitudinal que desde los 600 a los más de 2.100 metros, presenta un conjunto de pisos bioclimáticos cuya su singularidad motivó la protección de este espacio como Parque Natural en 1989; además de su riqueza etnológica, arquitectónica y documental, producto de muchos siglos de historia y que aún está por descubrir. Por ello, esta guía invita a través de su lectura a conocer los castillos Sierra Mágina sin olvidar la visión de conjunto que pretenden dar al viajero los diferentes itinerarios.

Las fortificaciones en el pasado, producto de la necesidad de refugio de la población, ha sido una constante en la historia. Un entorno rural hostil, amenazante, hizo que los poblamientos se rodeasen de muros y se construyesen junto a un núcleo defensivo. La Edad Media es una de esas épocas en que la inseguridad se hace más patente, consecuencia de intermitentes y sangrientos conflictos con sus secuelas económicas y sociales.

La comarca de Sierra Mágina, incluso antes de su constitución como frontera entre los reinos de Castilla y Granada, no es ajena a esta situación. Todo lo contrario, se agudiza aun más por el carácter montuoso, refugio de fieras y proscritos. Fue Sierra Mágina tierra de rebeldes, como el muladí Ubayd Allah b. al Saliya, cuyos dominios tenían asiento en la zona conocida en las fuentes árabes como Sumuntán, que parece la arabización de la voz latina "sub montanis" (lo que está al pie de los montes). Cabe situar Sumuntán en la región montañosa del sur de la provincia y más concretamente en Sierra Mágina o a sus pies. Otro rebelde fue Jayr B. Sakir, que se sublevó en Jódar en el año 889, aliado de Ibn Hafsun. Éstas y otras muchas turbulencias políticas y sociales se tradujeron en una proliferación de fortalezas.

La técnica de construcción de muchas de ellas estaba basada en la tradición de una población autóctona que buscaba su seguridad principalmente en la orografía del terreno, ante la escasez de medios para acometer obras defensivas de envergadura. De ahí que en algunos casos se aprovechasen las terrazas rocosas como fortaleza (casos de las serrezuelas de Bedmar y Pegalajar). La defensa natural se reforzaría con otras construcciones, como cadalsos u obras de madera que remataba el muro de roca con diversas aberturas para disparar las flechas. También la tierra en terraplenes y fosos era utilizada como baluarte defensivo con frecuencia, y formaban parte de una arquitectura defensiva tradicional sustituida en gran parte durante la Baja Edad Media y, sobre todo, a raíz de la estabilización de la frontera.

Gran parte de estos castillos son el origen de muchos de los pueblos de la comarca, pues desde un principio albergaban la población en un arrabal fortificado. En algunos de ellos, sus casas hoy día los envuelven y disfrazan en un casco antiguo que es el origen del núcleo urbano, como son los casos de Pegalajar, Jimena y Torres; aunque algunos por el tipo de propiedad hayan sido respetados por este crecimiento urbano, como es el de Jódar. Otras veces se levantan junto a la población, casos de La Guardia, Bedmar, Albanchez, Cambil y Huelma. Finalmente, otros castillos han desaparecido por el paso del tiempo y la acción humana, como es el caso del castillo de Cabra del Santo Cristo, ubicado al Este de la actual población, en el cerro de San Juan, donde estaba el castillo y la población antigua, hoy plantado de olivar.

Los castillos estratégicos defienden caminos y puertos de montaña, que a veces coinciden con esas mismas plazas fuertes, o bien ocupan lugares despoblados, como son los castillos de Begid, que protegía el puerto del Almadén; el Castellón de Arbuniel que cubría el paso de la antigua calzada romana hacia Granada; o el del Tejar de los Moros, vigilante del paso del Guadiana Menor.

Las torres de vigilancia y ópticas, de las que se encuentran numerosísimas por la comarca: del Sol, Bermeja, de la Estrella, de la Cabeza,... servían como lugares de escucha avanzados y de control de los caminos, además de actuar como "telégrafo óptico" para la comunicación rápida de noticias.

El inicio del proceso de refuerzo constructivo en las fortalezas de Sierra Mágina, a partir del siglo XII, constituye una segunda línea de contención a las devastadoras incursiones cristianas tras la primera línea defensiva de Sierra Morena, impermeabilizando los pasos naturales de los ríos Guadalbullón y Jandulilla y los puertos de montaña. Este sistema defensivo fue inutilizado por la descomposición interna almohade en el siglo XIII.

Los castillos de Sierra Mágina se distribuyen básicamente en torno a los valles del Jandulilla y del Guadalbullón. El valle del Jandulilla es uno de los pasos que comunican el Alto Guadalquivir con Granada. Tras la conquista de Baeza por los cristianos, desde un primer momento, su importancia estratégica dio lugar a continuos enfrentamientos por la posesión de este valle. Entre 1227 y 1229, Fernando III conquista Garciez y Jódar, junto al castillo de Jandulilla, que entregó para su custodia a Sancho Martínez de Xódar, mientras que Garciez lo fue al Concejo de Baeza. Posteriormente cayó Torres, constituyendo el punto más meridional de la frontera, que quedaba al margen del paso del Jandulilla, así como Albanchez (1231) y Jimena (1234), incluidos en el alfoz de Baeza, y Bedmar (1231), que pasó a depender de Sancho Martínez de Xódar. Éste realizó algunas conquistas más en el valle del Jandulilla, haciéndose con el control de Chincóyar, Neblín o Ablir, Solera, Polera, Gris, Alló y Ogáyar; y en 1245 cayó Cabra, el último castillo musulmán en la margen izquierda del Jandulilla. Dos importantes castillos de la margen derecha, Bélmez y Huelma, también pasaron a poder cristiano, entre 1243 y 1246 Bélmez, y algunos años después Huelma; por lo que la totalidad del valle del Jandulilla estaba en poder cristiano a finales del siglo XIII. No por mucho tiempo, pues esta última volverá a caer en poder musulmán en 1275, conquistada por los benimerines, además de Solera, Bélmez, Cabra y otros castillos, por lo que los cristianos perdieron el control del paso del Jandulilla. Así quedó establecida la frontera, con pequeñas oscilaciones, hasta 1438 en que vuelve a ser reconquistada Huelma por Iñigo López de Mendoza, lo cual posibilitó el dominio de Solera y Bélmez.

Respecto al valle del Guadalbullón, la conquista de los castillos que lo rodeaban está unida a las operaciones de la conquista de la ciudad de Jaén, con el fin de cortar sus comunicaciones con Granada. Así, en 1244, Fernando III conquista Pegalajar, Bexix (Mata Begid), La Guardia y Cazalla (Jaén terminó por entregarse en 1246). Alfonso X avanzó la línea de frontera más al Sur al conquistar el castillo de Arenas. Esta situación no se mantendrá, puesto que en los últimos años del siglo XIII, la crisis entre Sancho IV y su padre, Alfonso X, y la llegada de los benimerines haría variar esta frontera, pasando el castillo de Arenas a poder de los granadinos en 1282, consolidándose la posición avanzada de Cambil, Alhabar y Begid, que en estas fechas aparece también en poder musulmán.

La frontera queda así establecida en el alto valle del Guadalbullón hasta finales del siglo XV, aunque se producen pequeñas y periódicas variaciones. Una de estas pequeñas variaciones periódicas de la frontera tiene lugar en 1315, cuando el infante don Pedro conquistó los castillos de Cambil y Alhabar y posiblemente también el de Begid, situado a 5 km. de Cambil, abriéndose para los cristianos un nuevo camino hacia Granada a través de Montejícar, esquivando la puerta de Arenas. La guerra civil castellana entre Pedro I y Enrique de Trastámara y las alianzas consecuentes hicieron que se perdieran las conquistas realizadas por el infante don Pedro en el río Guadalbullón, tomando Mohamed V los castillos de Cambil y Begid por el año 1368, devolviendo la frontera del Guadalbullón a la línea de finales del siglo XIII.

Otra variación temporal de dicha frontera tuvo lugar en 1433, con la conquista a los musulmanes de los castillos de Arenas y Begid, reconocida por Mohamed IX en las treguas de 1439. Estas fortalezas no duraron mucho en poder de los cristianos, pues unos años después, en 1447-1448, los musulmanes aprovecharon la debilidad castellana para reconquistarlas de nuevo.

Con la conquista cristiana de Cambil y Alhabar en 1485, junto con el castillo de Arenas, y la posterior desaparición del reino de Granada, desaparece el papel de frontera de Sierra Mágina, y con ella el papel crucial de sus fortalezas, iniciándose a partir de este momento un paulatino abandono.

Tres siglos de frontera convirtieron Sierra Mágina en una comarca con proliferación de castillos. Se abandonaron aquellas fortalezas defensivamente más débiles, incapaces de soportar el paso de un ejército en campaña, como fueron en el valle del Guadalbullón las fortalezas de Cazalla, el Castillejo de Bornos, el Castillejo de Cárchel y la Torre de la Estrella, y se edificaron y reforzaron con nuevas técnicas de construcción aquellas otras capaces de soportar un largo asedio. Las consecuencias fueron la consolidación fronteriza de Sierra Mágina, la militarización de la zona, el vacío demográfico y el refugio de la población en torno a estos núcleos fortificados, que serán el origen de la mayoría de los pueblos de la comarca.  

El Castillejo de Cárchel

El sistema de conquista de las fortalezas solía ser el cerco y la posterior rendición después de varios días de asedio. Otras veces eran asaltadas empleando la sorpresa. Por sus características orográficas, los castillos de Sierra Mágina no permitían en los asaltos determinadas técnicas habituales como el uso de minas o pesadas torres de madera. Lo habitual eran las escalas, tras el castigo de las murallas con el mangonel o catapulta y el trabuquete (especie catapulta más precisa utilizada a partir del siglo XIII) con los que se lanzaban los proyectiles de piedra o incendiarios. Estos artefactos coexistieron con la artillería de pólvora hasta su perfeccionamiento en el siglo XV. Los primeros cañones fueron usados en la Península en el siglo XIV, eran las bombardas o lombardas. A finales del siglo XV su perfeccionamiento las hizo determinantes para acabar con el tipo de fortificación medieval. Así en 1485, Cambil y Alhabar se entregaron tras varios días de bombardeo continuo de la artillería castellana.

Los materiales de fortificación varían según la época. En las más antiguas las empalizadas de madera y taludes de tierra, junto con el emplazamiento apoyado en la dificultad orográfica (altas peñas, paredes rocosas escarpadas) debió ser la tónica habitual cuando el fin de la fortificación era la simple protección de la población del lugar. Tras la transformación de la zona en limes defensivo, las transformaciones militares arquitectónicas que se producen tienden a reforzar estas defensas. Se crean castillos de nueva planta, como el castillo nuevo de Bedmar. Se utiliza la piedra con más difusión, muros en zig-zag, puertas en recodo,... La madera continuó utilizándose, aunque hoy día ha desaparecido, los muros que podemos observar hoy en día son de enconfrado de cal y canto, ya usado por los romanos y propio de la arquitectura califal y beréber. La piedra se emplea en forma de sillar o mampostería, construcción que se generaliza a partir del siglo XIII, tanto en los castillos cristianos como musulmanes.

 

2. Las fortificaciones en el valle del Jandulilla

 

Es uno de los pasos que comunican el Alto valle del Guadalquivir con Granada. Tras la conquista de Baeza por los cristianos, desde un primer momento, su importancia estratégica dio lugar a continuos enfrentamientos por su posesión. Tras las primeras conquistas de Fernando III entre 1227 y 1245 la frontera sufrió diversos cambios hasta que la conquista del castillo Belmez en 1448 aseguró el control total del valle del Jandulilla.

 

2.1.- Castillo de Albanchez de Mágina

 

Este castillo era conocido con el nombre de Hútar y está estratégicamente situado en una escarpada roca, desde el que se denomina el valle de Bedmar. De origen árabe, se le atribuye su construcción a Ibn al Saliya. Tiene tres recintos rectangulares en varias plantas, uno de ellos embovedado y los otros con aberturas cuadradas. Formaba también parte del castillo el pie de la pared rocosa, donde se encuentra la actual iglesia parroquial.

Fue conquistado en 1231 por los caballeros de la Orden de Santiago del convento de Uclés de Cuenca y Fernando III lo concedió al Concejo de Baeza. Años después, 1309-1310, Fernando IV lo entregó a la Orden de Santiago para formar parte de la Encomienda Bedmar-Albanchez. En 1338 era señor del castillo Rui Fernández de Xódar, que lo vendió al concejo de Úbeda.

A finales del siglo XVIII se arruinó, siendo restaurado recientemente.  

castillo albanchez.JPG (175945 bytes) Castillo de Albanchez

 

 

2.2.- Castillo Viejo de Bedmar

 

Es éste un recinto ubicado junto al acantilado que existe en la Sierra de Bedmar en su vertiente Oeste, pegado a ésta. Presenta una plano de escuadra, muy abierto, con un torreón circular de forma ligeramente troncocónica. Aún se conservan otros restos, como los segmentos de muro de calicanto que confluyen en el torreón, y un aljibe. En la pared rocosa, a gran altura, se abre unas grutas naturales que también debieron ser utilizadas como habitáculo.

Se conocía en época musulmana como Al-Manzur. Cuando Fernando VII lo conquistó era su señor, junto el de Garciez y Cuadros, Abd al-'Azuz al Numayri. Su posesión posterior estuvo ligada a los castillos vecinos y las oscilaciones de la frontera, que le hizo alternar en diferentes períodos entre las fuerzas musulmanas y cristianas. Tras ser tomado por primera vez por los cristianos, en 1227, fue de pronto recuperado por los musulmanes, para ser tomado otra vez en 1231 por Martín Sánchez de Bedmar. En 1302 pasó a poder de los nazaritas, y en 1309 a manos de Fernando IV que la concedió en encomienda a la Orden de Santiago.

Los restos que se conservan corresponden a los siglos XI-XII, que probablemente reemplazarían a una fortificación anterior. Posteriormente, en el siglo XIII, fue reparado por los cristianos. Tras los descalabros militares de 1302 cayó en poder de Mohamed III de Granada; y 1407, cuando los nazaríes lo saquearon, se hizo necesaria la construcción del castillo nuevo.

 

2.3.- Castillo Nuevo de Bedmar

 

El nuevo castillo fue levantado a partir de 1411 por el infante don Fernando, en nombre del Maestre de Santiago y terminado por Luis López de Mendoza, corregidor de la villa. Está construido en un lugar cercano al anterior, donde parece ser que existió una primitiva fortificación y emplazado sobre una gran peña dominando la población actual, conocida como Peña Marta. Consta de alcázar y recinto, y lo circundan torreones y muros que se adaptan al zócalo rocoso, con ventanas en su fachada principal. En el nuevo castillejo se aplicaron los conocimientos poliorcéticos de la época, como doble recinto, accesos laterales por la izquierda y muros en zig-zag.

La fachada principal, puerta de entrada a la fortaleza, fue reconstruida en el siglo XVI, pues el castillo se convirtió en residencia de los Señores de la Cueva, una vez que la villa fue enajenada de la Orden de Santiago y pasó a ser señorío de Alonso de la Cueva.

   

2.4.- Castillo de Belmez

 

Está situado a tres kilómetros del núcleo urbano de Bélmez de la Moraleda, junto al núcleo de población menor de Belmez. Es un castillo musulmán. En 1243 fue prometido por Fernando III a la ciudad de Baeza cuando lo conquistase. Sin embargo, los pactos posteriores hicieron que quedase en tierras musulmanas. Fue conquistado por el infante don Pedro en 1316, recuperado en 1368 por los musulmanes. Hasta 1448 no volverá a ser tomado de nuevo por los cristianos del concejo de Baeza, dirigidos por Enrique Fernando de Villafane.

En este castillo se distinguen la torre del homenaje, alcazarejo y albacara. La primera es rectangular y se observa que tuvo tres pisos. El alcazarejo tiene forma rectangular, en el que subsisten cinco torreones: cuatro de planta cuadrada y uno rectangular. De la albacara, de gran amplitud, quedan menos vestigios, pero se puede adivinar su trazado.

   

 

2.5.- Castillo de Cabra del Santo Cristo

 

Castillo musulmán que, tras pasar a posesión de Fernando III, Alfonso X concedió a Úbeda. Por estar entrante en la frontera con Granada, en una tierra pobre, se despobló, quedando el lugar como tierra de nadie.

Sus restos se encuentran al Este de la actual población, en el cerro llamado de San Juan. El lugar hoy está plantado de olivar. La muralla discurría por el escarpe del cerro, de la que quedan escasos vestigios.

 

2.6.- Castillo de Chincoya

  Es de planta rectangular, ubicado en el término de Bélmez de la Moraleda sobre una colina cerca del río Jandulilla. Este castillo figura en la Cantiga 185 del Códice Escurialense, cuya composición se atribuye a Alfonso X el Sabio, que cuenta la historia de un milagro atribuido a la Virgen en el lugar.

  Posibles restos del castillo de Chincoya

2.7.- Castillo de Garciez

  De origen musulmán, está situado en el valle del río Bedmar, en el término de la villa de Bedmar-Garciez. Su importancia estratégica reside en ser una defensa puntera de la ciudad de Baeza y de la cuenca del Jandulilla. Tras la conquista de Jódar y Bedmar perdió su importante valor estratégico, pero no así el defensivo.

  castillogarciez.jpg (920767 bytes) Castillo de Garcíez

2.8.- Castillo de Huelma

  Defendía a un importante núcleo de población islámica. A partir del siglo XIII pasa en algunos períodos a poder cristiano hasta su toma definitiva en 1438, a cargo del Marqués de Santillana, que tras la rendición del castillo y ante las discusiones en torno qué bando cristiano había de entrar primero su bandera, las cogió todas en un haz y así entraron todas juntas como muestra del esfuerzo que todos los soldados habían realizado. Fueron alcaides de él Íñigo López de Mendoza, Marqués de Santillana, y el Comendador Diego de La Cueva, padre de Beltrán de la Cueva, conde de Ledesma, en 1440.

El castillo se levanta sobre un montículo en la parte posterior de la Iglesia Parroquial de la Inmaculada Concepción, que domina la villa. Su planta es casi cuadrada, con torres cilíndricas. En su parte Oeste está protegido por un escarpe natural. La fortaleza tenía otra muralla exterior de mayor amplitud, de la que existen algunos restos, y torreones. También quedan restos de aljibes en su interior.

La fortaleza está bastante deteriorada, entre otras cosas por el importante incendio provocado durante la guerra de la Independencia por el general francés Sebastiani en su retirada. Por otro lado, a lo largo del tiempo, ha tenido diferentes usos, como en 1681, cuando fue utilizado como hospital de apestados en la terrible epidemia que aquel año sufrió Huelma.

El 20 de mayo de 1971 fue declarada Conjunto Histórico Artístico la Villa de Huelma.

  castillohuelma.jpg (158576 bytes) Castillo de Huelma

 

2.9.- Castillo de Jimena

  De origen musulmán, controlaba un importante camino que enlazaba con la cuenca del Jandulilla. Fue conquistado los cristianos en 1234 y entregado al concejo de Baeza.  A principios del siglo XIV fue reformado. En 1364 formaba parte del señorío de Ferranz Rodríguez, que siete años después pasó a María Gracia de Godoy, mujer de Sancho Díaz de Torres, Adelantado de Cazorla. A finales del siglo XIV fue ducado de Ruy López Dávalos. Fue recuperado por los musulmanes en algunas ocasiones, como en 1401, volviendo a poder cristiano, pasando a depender a mediados del siglo XV a la Orden de Calatrava. En 1462 pasó a ser señorío de Beltrán de la Cueva. Carlos V concedió Jimena a Francisco de los Cobos, y a finales del siglo XVIII pertenecía al Marqués de Camarasa.

Hoy es un castillo incluido dentro del casco antiguo de la población, rodeado de casas que envuelven y ocultan sus muros, de tal forma que el único resto destacable de él es su torre del homenaje, cuadrada, de 8,35 m. de lado y unos 20 m. de altura, construido de mampostería con sillares en las esquinas. En su interior destacan los restos de pinturas de la época, que se ubican junto otras de hace algunas décadas en las que aparece una escena naval. Actualmente está en reconstrucción para ubicar en él las oficinas del Parque Natural de Sierra Mágina.

Cerca de Jimena se encontraba el castillo de San Esteban, hoy desaparecido, que fue entregado en 1317 a quince repobladores por los señores de Jimena. Hoy día solo se conserva el topónimo de Santisteban, en alusión a él. Otro castillo que también se encontraba cerca de Jimena era el castillo de la Fuente del Moro, del que sólo quedan algunos restos de sus murallas. De él dicen las relaciones topográficas de Felipe II: “en el término desta villa, donde dizen la Fuente del Moro, questá media legua desta villa ay rastro de un castillo antiguo derribado, que se dize el castillejo de la Fuente del Moro”.

 

2.10.- Castillo de Jódar

 

Es un castillo con una importante posición estratégica al dominar los valles de Bedmar y del Jandulilla, junto con el del Guadalquivir frente a Úbeda y Baeza. De posible origen prerromano, fue conquistado a los musulmanes en 1229 por Sancho Martínez de la Torre. Fue baluarte de las luchas fronterizas y de las guerras internas del reino de Castilla. Así en 1303 resistió el asedio de Mohamed II de Granada, en 1422 fue arrebatado al Condestable Dávalos por sus enemigos, y en 1520 fue asediado por Alonso de la Cueva en las Guerra de las Comunidades.

Desaparecido el reino musulmán de Granada, tuvo otras funciones, como palacio de los Marqueses de Jódar en 1642, y hospital durante la epidemia de cólera de 1885.

El recinto exterior está deteriorado por haber sido utilizado como cantera de piedra en épocas pasadas. En 1983 se rehabilitó el patio de armas, murallas y torre Sur, de planta casi cuadrada (13,5 por 12,4 m.), hoy día es utilizada como centro de visitantes del Parque Natural de Sierra Mágina. La torre Norte  tiene 15,3 por 12,6 m.

  Torre Sur. Castillo Jódar

 

2.11.- Castillo de Nínchez

 

Situado al Sur de Vado Mazuecos, en la cortijada de Nínchez, término de Bedmar, cerca de la confluencia del río Bedmar con el Guadalquivir, servía de defensa a los habitantes de esta zona rural. Se menciona en 1283 en la guerra civil entre el infante don Sancho y su padre, Alfonso X. En aquella época pertenecía a Rodrigo de Quesada. Hoy está muy deteriorado.

 

2.12.- Castillo de Recena

 

Este es un castillo rural, probablemente del siglo XIII, ubicado sobre un peñón junto al río Torres y a unos siete kilómetros de Mancha Real, dentro del término de Jimena, y junto a un cruce de antiguos caminos. Es citado por el Marqués de Santillana en sus Serranillas.

Alfonso X donó Recena en 1254 a la ciudad de Baeza, importante también por sus salinas. En el siglo XV perteneció al  Marquesado de los Cueva, y en el siglo XVII al Marqués de Camarasa.

Los restos del castillo son escasos, en parte destruidos por el crecimiento de una limítrofe cortijada hace algunas décadas. Aún se distingue un ancho muro de mampostería, con una esquina de sillares.

 

2.13.- Castillo de Solera

 

Es de construcción musulmana, cuya principal misión era de atalaya. Está situado sobre una gran peña, al pie del cerro del Morrón, cerca de los ríos Jandulilla y Gargantón. Por el Norte y Este la pared rocosa es muy escarpada con una caída de casi 300 metros, mientras que por el Sur es de unos 20 metros. Se accede por una estrecha escalera, ubicada en el lado Oeste.

En 1433 fue conquistado por Fernando de Quesada, comendador de Bedmar por la Orden de Santiago. Fue de nuevo ocupado por los musulmanes en 1456, hasta que en 1458 fue definitivamente tomado por Juan de la Cueva, Comendador de Bedmar.

En una de sus ventanas fue ahorcado uno de los conspiradores contra la familia de la Cueva, que tenía la misión de tomar a traición la fortaleza, tras la conjura del Viernes Santo de 1460.

 

 

2.14.- Fortaleza ciclópea de Larva

 

Algunas de las fortalezas de Mágina tienen un origen anterior al medieval, aunque en la historia sufrieron sucesivas remodelaciones. De ahí que se les dé un origen musulmán o cristiano. Sin embargo, hay casos, como el de la fortaleza ciclópea de Larva, en que nos remiten a épocas más antiguas: ibérica, tartésica, cartaginesa...

La fortaleza de Larva es probablemente ibérica, de tipo rectangular. Consta de varias hileras de piedras de grandes dimensiones, sobre las que se levantaría una pared de tapial, hoy desaparecida. Su misión era la de vigilancia y control de las vías de comunicación.

  castellonlarva.jpg (39275 bytes) Castellón de Larva

 

2.15. Castillo del Tejar de los Moros

 

Posiblemente sea el castillo musulmán aludido en la delimitación de 1243 entre la sede episcopal de Baeza y el Arzobispo de Toledo, conocido como Ullurauam, en un territorio comprendido entre los ríos Jandulilla y Guadiana Menor, que se identificaría como Larva. Está situado cerca de la población actual de Larva, en un cerro amesetado, con planta poligonal y dos recintos. Su construcción es de tapial alternando con mampostería. Hoy se encuentra muy deteriorado, pero aún se puede observar una zona mejor conservada localizada al noreste, donde se encuentra una torre. Posteriormente, por la situación de frontera y de vacío demográfico, este castillo correría el mismo destino que el de Cabra, abandonado en una zona neutral.

 

2.16.- Torreón de Cuadros

  Situado a cuatro kilómetros de Bedmar, es de planta circular (6,37 m. de diámetro), está ubicado sobre una peña, a piedemonte, al Noreste del Cerro Carluco, en la cabecera del río Bedmar, que domina el pequeño valle del Santuario de la Virgen de Cuadros, ejerciendo una función de vigilancia. Debió tener un primitivo origen musulmán, luego reconstruido por los cristianos. Su interior se dividía en tres habitáculos, los dos superiores con saeteras. Su suerte estuvo ligada a los castillos de Bedmar.

castillocuadros.jpg (153647 bytes)  Torreón de Cuadros

 

2.17.- Torreón de Fique

  Está situado en la falda de un cerro homónimo. Fue construido por los cristianos en el siglo XIII para defensa de la zona entre los actuales términos de Bedmar y Baeza. Es un torreón circular, hoy en parte deteriorado. Está ubicado en plena campiña alta del Guadalquivir.  

Torreon de FIQUE.jpg (50148 bytes) Torreón de Fique

 

2.18.- Torre del Lucero

 

Es una importante atalaya cilíndrica situada a 9 km. de Huelma y a 2 de Bélmez, sobre un cerro que domina el pueblo. La obra actual es del siglo XIV, construido para vigilar los accesos al castillo de Bélmez por el Sur. Consta también de un pequeño recinto murado a su alrededor, especie de plazuela de armas.

 

2.19.- Torre o Atalaya de los Pinares

 

Es una de las muchas torres que vigilaban los pasos naturales de Sierra Mágina. De época medieval, está situada en el término de Jódar, hoy día semiderruida.

 

2.20.- Torre del Sol o Dehesilla

 

Otra atalaya cilíndrica, de mampostería y cubierta de bóveda semiesférica, próxima al castillo de Bélmez, está situada sobre la Sierra Carboneras. Hoy está muy derruida. Su actual obra data de la segunda mitad del siglo XIII.  

torredelsol.jpg (591115 bytes) Torre del Sol

   

3. El valle del Guadalbullón

 

Respecto al valle del Guadalbullón, la conquista de los castillos que lo rodeaban está unida a las operaciones de la conquista de la ciudad de Jaén, con el fin de cortar sus comunicaciones con Granada. La conquista propiamente dicha se inició en 1244 por Fernando III y se concluyó en 1485 con la conquista de los castillos Cambil, Alhabar y Arenas, y con ella el papel crucial de sus fortalezas, iniciándose a partir de este momento un paulatino abandono.

 

3.1.- Castillo de Arenas

 

Situado a unos cinco kilómetros de la población, hoy día es un castillo en ruinas. Tuvo gran importancia estratégica por su situación geográfica, siendo muy citado como castillo musulmán de frontera en la Crónica del Condestable Miguel Lucas de Iranzo. Probablemente fue construido por los nazaritas a mediados del siglo XIII, probablemente aprovechando una fortificación anterior. Tras algunos períodos de alternancia en su posesión, fue conquistado definitivamente en 1485 por los Reyes Católicos.

En el castillo se distinguen tres recintos sucesivos, edificados a distinto nivel, que parecen corresponder a distintas épocas. En el más alto se encuentran dos aljibes, que han perdido su cerramiento.  El intermedio presenta restos de torreones de calicanto. Y el tercero consta torreones de mampostería y un cerramiento interior de calicanto.  

castillo arenas.JPG (143293 bytes) Castillo de Arenas

 

3.2.- Castillos de Cambil y Alhabar

 

Estos castillos, que en la Baja Edad Media fueron bastión nazarí frente al reino de Castilla, fueron probablemente erigidos por los nazaríes a mediados del siglo XIII sobre fortalezas anteriores de más débil defensa. Por su carácter fronterizo pasaron temporalmente a poder cristiano en determinados períodos, hasta su conquista definitiva en 1485 por los Reyes Católicos. Sobre éstos se emplearon nuevas técnicas de guerra basadas en la artillería, para lo cual -según la crónica Hernando del Pulgar- seis mil peones abrieron un camino para transportarla a través de la sierra. Tras su conquista, fue nombrado alcaide de ambas fortalezas Francisco Ramírez de Arellano, perteneciendo a la ciudad de Jaén con sus jurisdicciones hasta la independencia de Cambil en 1558.

Ambos castillos se levantan sobre los cerros Achuelo y Engeno, por entre los que pasa el río Villanueva. El de Cambil ocupa la cumbre de una peña escarpada en tres de sus frentes, excepto por el Oeste. Constaba de un recinto exterior y otro central a modo de pequeño alcázar.

Frente a él, al otro lado del río, existe otra peña donde se levanta el castillo de Alhabar sobre las mismas casas y, como el anterior, presenta planta rectangular, adaptándose al contorno de la roca, que en dos de sus lados es escarpada, mientras que la muralla se levantaba por los otros lados.

   castillocambilyalhabar.jpg (681776 bytes) Castillos de Cambil y Alahabar

3.3. Castillo de Cazalla

  También conocido como Castellón, está situado junto a la vía romana de comunicación entre Cástulo y Cartagena. Consta de un lienzo de muralla romana a la que hay superpuesta otro lienzo de muralla árabe. Junto a dicho emplazamiento se ha descubierto una necrópolis romana, con una veintena de tumbas localizadas, alineadas correctamente formando un rectángulo. Durante el período de la frontera medieval, esta fortaleza estaba en poder de musulmanes o castellanos indistintamente, pues se situaba en tierra de nadie. Fernando III el Santo conquistó esta torre-atalaya, y todavía en 1271 se constata la existencia de población musulmana en Cazalla. A principios del siglo XIV -1305- fue conquistado por los nazaritas, y más tarde abandonado.

 

3.4. Castillejo de Bornos

 

Castillo musulmán que está situado en el término de Cambil, en el cortijo de Bornos. Quedan escasos restos del castillo.

 

3.5. Torre Bermeja

 

Está situada en el término de Mancha Real, a unos tres kilómetros del núcleo urbano, sobre un pequeño cerro de la campiña. Ya aparece citada en la Crónica del Condestable. Hoy día quedan escasos restos, en los que se puede apreciar su planta cuadrada. Formaba parte de una red de torres, posiblemente de época califal, cuya principal misión era el telégrafo óptico, que en línea recta seguía la dirección Norte-Sur. La más próximas a ella son la Atalaya de La Pedregosa por el Sur (situada en la Serrezuela de Pegalajar, hoy derruida) y Torremocha por el Norte.

Para llegar a ella hay que tomar la carretera local de Mancha Real a Pegalajar. A la salida del pueblo, sale un carril a la derecha que lleva hasta ella.

 

3.6. Fortaleza de la Peña de los Buitres

 

La fortaleza de la Peña de los Buitres de Pegalajar es un ejemplo de refugio eminentemente natural. Está situada a los pies de una gran peña, al Oeste de la Serrezuela de Pegalajar, junto a una pared rocosa, ligeramente cóncava, que protegía a los defensores de agresiones desde arriba. En la parte inferior, varias terrazas rocosas superpuestas formaban la defensa natural, especialmente la última, de unos 190 metros de longitud y entre dos y siete metros de anchura, en la que se encuentra un aljibe de época árabe, conocido en la población como "Albercón de los Moros". La fortaleza todavía tenía un último punto de defensa, una línea de abrigos naturales y covachas excavadas en la pared rocosa varios metros por encima de la última terraza, a algunos  de los cuales había que subir con escalas. A los pies de esta fortaleza aparece cerámica árabe de los siglos IX y X, junto con algunos restos de cerámica ibérica, lo que induce a pensar que ya fue utilizada en épocas anteriores a la medieval. En el pasado, el campo bajo la fortaleza debió estar cercado y habitado, además de servir de refugio al ganado de la población. Las defensas naturales se complementarían con elementos de madera, de los que no han quedado restos. Sí se pueden aún observar perforaciones, canales y otras huellas en la roca de la última terraza, que sirvieron de apoyo a las construcciones de madera.

La fortaleza de la Peña de los Buitres quizás se identifique con el topónimo al‑Jafr, que al‑Muqaddasi  -el cual describe Al‑Andalus según la narración oral de un andalusí- cita como un lugar, situado a 18 km. de Jaén, con gran número de cursos de agua y molinos. Debió abandonarse en el siglo XI, posiblemente en relación con los conflictos internos que surgen tras el califato, las primeras incursiones cristianas y la construcción del próximo y más seguro castillo de Pegalajar (Pega-al jafr), en el actual núcleo urbano.

  albercon de los moros.jpg (84737 bytes) Fortaleza de la Peña de los Buitres

 

3.7. Castillo de Pegalajar

 

Está situado sobre una peña que domina la vega regada con las aguas de la Fuente de la Reja, tradicional sustento económico de la población. En este lugar pudo existir también otra primitiva construcción de tipo defensivo, que serviría de base para la nueva. En los restos que aún quedan, se pueden apreciar dos fortificaciones distintas en el tiempo. Una primitiva, constituida por un recinto interior amurallado, que comprendía la mayor parte de la actual calle de la Villa, con dos puertas de entrada. La primera, situada al Norte, flanqueada por dos torreones de base circular; y la segunda, al Sur, defendida por dos torreones de base rectangular. Otro torreón, también de base rectangular, más alto y fuerte que los anteriores, que hoy es el campanario de la Iglesia, formaba parte de este recinto interior o alcázar. El recinto exterior, de origen posterior y hoy más dañado que el anterior, servía de ampliación a la primitiva fortificación. Esta muralla se extendía desde la zona Sur‑Oeste del primer recinto, donde bajaba en dirección a la calle Carnicería; aquí existía una puerta de entrada que actualmente se conserva en buen estado y es el conocido Arco de la Encarnación; continuaba hacia el Este, siguiendo la dirección de la calle Carnicería y dejando en su interior la calle Arco de la Villa, hasta la calle Carril, donde se cerraba con el muro de la primitiva fortificación. Por la zona Norte, la nueva muralla se extendía por encima de la calle Carril Alto, abarcaba dentro de sí el recinto de la actual Iglesia y lonja -patio de armas- y parte de la calle Peñuelas, cerrándose al Sur, unos metros por arriba del Arco de la Encarnación.

En el verano de 1225 los cristianos tomaron por primera vez este castillo. Años después, Fernando III tomó de nuevo el "Alcázar de Pegalhaiar" durante el invierno de 1244, en los prolegómenos de la toma de Jaén.  Los cristianos fortificaron el castillo de Pegalajar de tal forma que no volvió a ser tomado por los musulmanes en ninguno de los cercos a que fue sometido. En la puerta meridional del castillo, sobre un arco apuntado hay una lápida conmemorativa referente a las obras realizadas, probablemente en la primera mitad del siglo XV.  

pegalajar.jpg (106218 bytes) Castillo de Pegalajar

   

3.8. Castillo de La Guardia

  También conquistado por Fernando III en 1244. Está ubicado en el cerro de San Marcos, en una amplia zona amesetada de planta triangular inclinada hacia el Este, al norte de la cual existe un gran escarpe rocoso que hace de defensa natural. Esta zona está circundada por lienzos de muralla que lo delimitan, en cuya esquina nordeste se sitúa el alcázar. La muralla ha sido reformada en diferentes períodos. La de la puerta de acceso data del siglo XV, donde existe un arco con los escudos de las familias Messía y Guzmán, señores de la villa desde 1374.

Dentro del recinto se ubican también los restos de la antigua Iglesia de Santa María, del siglo XV. La Torre del Homenaje fue convertida en residencia de los Messía durante su marquesado. Esta fortaleza fue arrasada y quemada en 1812 por las tropas francesas, procediéndose recientemente a su restauración.

castillolaguardia.jpg (596858 bytes)  Castillo de La Guardia

 

3.9. Castillo de Mata Begid

            También conocido como "Los Castillejos", controlaba el paso que comunicaba con Torres a través del puerto del Almadén. Como los anteriores, su situación fronteriza hizo que pasase por diferentes manos hasta su conquista definitiva. Está situado dentro del Parque Natural de Sierra Mágina, a unos 5 km. de Cambil en dirección a Huelma, al que se accede a través de un carril a la izquierda de la carretera. Su construcción es rectangular alargada. Fue donado por los Reyes Católicos en 1494 a la ciudad de Jaén en recompensa por los servicios prestados en la conquista de Cambil y Alhabar.

Tiene dos torres a ambos lados bastante deterioradas, la del Norte consta de una estancia interior cubierta con bóveda apuntada, y la del Sur tiene un cuerpo bajo macizo y el superior habitable. Quedan como restos un aljibe y un alcázar islámico.

    Castillo de Mata Begid

3.10. Castillo del Risquillo

 

Está situado dentro del término de Mancha Real. Sólo queda la torre del homenaje de planta cuadrada y escasos restos de su recinto. Para llegar a él hay que seguir la carretera Jaén-Úbeda, tras pasar el km. 27 tomar un carril a la izquierda que conduce a la cortijada de Ríez. Su probable origen se puede datar en el siglo XIII, como fortaleza cristiana. El Risquillo formaba parte de una gran propiedad perteneciente en el siglo XV al mayorazgo del comendador de la orden de Santiago Lope Sánchez de Valenzuela, después pasó a María Teresa de torres, esposa del Condestable Iranzo, y más tarde cedido a Rodrigo Mexía.

 

3.11. Castillo de Torres

 

Tras la conquista de Torres en 1285, este castillo fue entregado a la Orden de Catalatrava. En el siglo XVI pasó a la familia de Francisco de los Cobos. Hoy día apenas quedan restos de esta fortaleza, cuya primitiva ubicación ocupan las casas del Barrio del Castillo, coronado por la Torre del Reloj, y en el que todavía pueden observarse lienzos de muralla. Todavía en el siglo XVII se describía este castillo como "fortissimo por naturaleça y arte, fundado sobre una rroca de piedra xabaluna, triangular es la forma de su fabrica con tres levantadas torres, que tomo la villa por armas".

 

3.12. Castillo de Peñaflor

 

Está situado en un cerro, junto al camino real de Jaén a Baeza, en término de Mancha Real, camino que se abandonó en el siglo XVI. Tuvo en el pasado importante población. Hoy día, aun quedan restos de fortificación en la cumbre rocosa en muy mal estado. La construcción es de argamasa de piedra y yeso. Constaba de varios recintos en anillo, que se apoyaban en las rocas escarpadas. También disponía de terraplenes de tierra en zig-zag que unía el cerro principal con otro menos elevado. Los restos prehistóricos que aparecen nos indican que fue utilizado desde la Edad de Bronce, quizás fuese uno de los castillos muladíes rebelados contra el califato que aparecen citados en las crónicas musulmanas.

 

3.13. Torre de la Cabeza

 

Esta torre está situada junto a la antigua carretera Bailén-Motril, cerca de La Cerradura, entre los kilómetros 353 y 354. Es un torreón de mampostería, de forma cilíndrica, descansando su base sobre un pronunciado talud. Su función era de vigilancia y comunicación. Fue construida en su estado actual por el Condestable Miguel Lucas de Iranzo entre 1462 y 1470, aunque es probable que se levante sobre las ruinas de otra anterior. De hecho, esta torre forma parte de un conjunto de ellas que cruzaban la provincia en dirección Norte-Sur. Las más inmediatas a ésta eran la atalaya de la Pedregosa, situada en la Serrezuela de Pegalajar, y la Torre de la Estrella, que se encontraba en la cumbre de la Sierra de los Bodegones, hoy día ambas derruidas.

torrecabeza2.jpg (90945 bytes) Torre de la Cabeza

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